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No lo creerás, pero mientras escribo estoy sobrevolando Australia, camino de Nueva Zelanda. Sí, ¡como lo lees! Y desde que puse el pie en este avión hace ya unas 9 horas, no he dejado de pensar cuánto he evolucionado yo, mi relación con mis miedos y muchas cosas en mi vida gracias a mindfulness... Te lo explico:
Hace muchos años, tendría yo unos 7, los Reyes Magos me trajeron una bola del mundo. En aquel momento yo ya “sabía” que la Tierra era redonda, pero creo que era la primera vez que la veía redonda realmente. En la mesa de la cocina, mi padre me estaba ayudando a comprender ese nuevo “juguete” inesperado que, a simple vista, ofrecía pocas posibilidades de entretenerme y que los Reyes habían tenido a bien traer.
Tras confirmar mis peores sospechas: que aquello no servía para jugar, pregunté con resignación “¿Y para que sirve esto entonces?” “Para descubrir el mundo”, me contestó mi padre… Y confieso que su respuesta captó mi interés.
Lo primero que mi padre me propuso fue averiguar dónde estábamos: localizarnos. Recuerdo sentirme ciertamente desencantada al descubrir el diminuto tamaño de España en comparación con otros países y comprobar que, para colmo, estaba "torcida" y no como la mostraban en El Tiempo. Un momento después, se me ocurrió preguntar qué lugar del mundo estaba más lejos de nosotros… Con sonrisa pícara por haber conseguido despertar mi curiosidad, mi padre dio la vuelta al globo y señaló Nueva Zelanda… Mientras yo ladeaba la cabeza para observar mejor esas islas que estaban tan lejos y tan abajo, mi mente bullía con fantasías sobre ese lugar tan lejano...
Desde entonces, Nueva Zelanda siempre ha rondado mi cabeza... en varios momentos de mi vida me ha vuelto la idea de ir ahí, no sé porqué.., y tantas otras veces la he descartado por mil motivos (económicos, de planificación, miedo a volar, no es el momento, es solo un capricho...). Pues bien, 26 años después estoy a punto de descubrirla y quiero compartirlo contigo.
Una increíble serie de factores han tenido que converger para que yo pueda estar aquí hoy y, sin duda, quizás uno de los más decisivos sea mi práctica de mindfulness. Sin ella, seguramente no me habría sido posible meterme 17 horas seguidas en un avión (sí, ¡eso es lo que dura el vuelo Doha-Auckland! y todavía recuerdo el suplicio que fue para mí un vuelo Menorca-Madrid de a penas una hora en el que pensé que me iba a dar un ataque al corazón y me juré que nunca jamás volvería a volar y menos sin pastillas).
Sin mi práctica, seguramente tampoco habría tenido la claridad mental suficiente para darme cuenta de que este es el momento de hacer este viaje, ni mis creencias limitantes sobre el deber y el merecer me hubieran permitido ausentarme de “mi oficina” durante veintipico días en pleno año laboral un año después de fundar Menteencalma.
Pero es que resulta que este es el momento adecuado, que estos factores seguramente no vuelvan a converger, que con planificación y organización un negocio online permite esta libertad y que la vida está para vivirla, agradecerla y disfrutarla con consciencia. Me he pasado muchos años haciendo lo que se supone que tengo que hacer para lograr sentirme merecedora de lo que creía que deseaba. Afortunadamente, me he dado cuenta de que las cosas no funcionan así y desde este "otro lugar" desde el que veo y vivo mi vida ahora, hoy me voy a Nueva Zelanda...
Con esto no quiero decir que tú también tengas que ir de viaje, jeje, no... Lo que quiero es llamar tu atención sobre esta "tendencia" que tenemos a posponer de forma automática lo que deseamos con mil excusas porque "ya habrá un momento mejor" o porque "cómo voy a meterme en eso con cómo están las cosas"... y así la vida pasa y ese momento ideal nunca llega.... Las circunstancias son las que son y siempre podrían ser mejores, pero te pregunto, ¿en qué medida son las circunstancias las que nos limitan o son los miedos?
Mindfulness nos enseña muchas cosas, quizás la más importante es que la vida, en realidad, solo sucede ahora: en este preciso momento, el resto es humo. Y si bien conviene planificar y programar, ¡claro!, la costumbre de entregar nuestras necesidades y deseos a un supuesto futuro ideal que no sabemos si va a llegar, no parece la mejor de las estrategias pues nos convierte en espectadores de nuestra vida, en lugar de en los protagonistas.
Y resulta que eso lo cambia todo... por eso te animo encarecidamente a probarlo.
Un fuerte abrazo desde el Hemisferio Sur,
Olaya
PD. Si quieres iniciarte en mindfulness, puedes apuntarte, a un curso presencial que haya cerca de donde vives. Y si no lo encuentras, o no tienes disponibilidad horaria, tienes a tu disposición buenos cursos online como los que te ofrece Menteencalma.
Ya son muchos los estudios científicos que afirman que practicar mindfulness reduce la ansiedad y el estrés de forma natural, te aporta serenidad y equilibrio y te ayuda a ganar resiliencia y claridad mental, entre otras cosas. Hay sobradas evidencias de que la práctica comprometida de la atención plena cambia tu cerebro y la manera en la que percibes y experimentas la vida, ayudándote a vivir de forma más plena, serena y consciente.
Pues algunos todavía no saben ni que existe (ha tardado un poco en llegar a España), otros lo han entendido mal y se han desesperado en el intento de poner la mente en blanco, hay quien todavía cree que meditar es cosa de "místicos" o quien asocia la práctica con posturas imposibles que no se cree capaz de reproducir. Pero, en mi experiencia, el argumento principal es la falta de tiempo. Pues bien, hoy vengo a desmontar todas esas excusas barateras 😜 con un sencillo ejercicio de mindfulness que solo te llevará 1 minuto.
¿Te animas?
Estas son las instrucciones para realizar la práctica:
Este ejercicio puedes hacerlo siempre que quieras y estés donde estés
Practicar un minuto de mindfulness en medio de la jornada puede ser suficiente para:
Si todo eso está a nuestro alcance con un minuto de consciencia, ¿te imaginas lo que se puede conseguir dedicando un poco más de tiempo cada día? Y lo mejor es que ahora tienes un montón de opciones online a tu disposición para entrenarte y reducir tu ansiedad de forma natural. La atención plena está al alcance de todo el mundo por ocupado que esté porque, sinceramente, ¿quién no tiene un minuto?
Aquí tienes más prácticas de mindfulness para gente sin tiempo
¡Comparte este artículo para que cuanta más gente pueda aprender a meditar en un minuto!
Un abrazo,
Olaya
PD ¿Quieres comprobar lo que mindfulness puede hacer por ti? Échale un vistazo al RETO21DÍAS: un curso de iniciación 100% online y descargable que solo te requiere 10 minutos al día o, si te apetece un entrenamiento completo que te permita obtener los máximos beneficios, el programa Cinco Semanas de Mindfulness para Reducir la Ansiedad es para ti.
No tienes tiempo para nada. El trabajo, los desplazamientos, la logística familiar, los horarios – los tuyos y los de los demás-, los atascos, los imprevistos, los compromisos, hacer ejercicio, las tareas del hogar… .
Algunas personas me comentan que, en un mundo ideal sin duda dedicarían tiempo a descansar, cuidarse y meditar; sin embargo, su realidad es otra muy distinta: no les da la vida. Querrían practicar Mindfulness porque el ritmo que llevan les tiene angustiados, pero la sola idea de tener que encontrar momento para añadir otro ingrediente a su rutina les estresa todavía más.
Sin embargo, tampoco son capaces de abandonar la idea o posponerla; parece que todo conduce hacia ahí. Cada vez más conocidos afirman que lo practican y están encantados, no paran de toparse con anuncios y noticias sobre mindfulness y, además, algo dentro de ellos les dice que deberían probarlo… son demasiados los que hablan de las maravillas asociadas a su práctica, pero ¿cómo hacerlo?
¿Es este tu caso? Pues te traigo buenas noticias… Uno de los motivos del éxito mundial de Mindfulness es que se adapta a la realidad de cada persona. Incluso a la de esas personas que realmente están tan ocupadas que no tienen tiempo para más.
Cada caso es un mundo y, aunque en general contamos con más tiempo del que percibimos que tenemos (lo que sucede es que no somos conscientes de él o lo malgastamos), realmente hay épocas en la vida que no nos dan tregua… . Mindfulness tiene la virtud de poder practicarse incluso si estás hasta arriba. De hecho, es muy aconsejable hacerlo si ese es tu caso (¡por tu salud mental y física!).
Como ya habrás oído, la atención plena consiste en vivir en presente, pero ¿qué significa eso en realidad? Aunque requiere entrenamiento, es mucho más sencillo de lo que parece: traer nuestra mente a este instante, en lugar de pasarnos la jornada perdidos entre recuerdos del pasado y rumiaciones sobre el futuro mientras cumplimos con nuestras obligaciones presentes en modo piloto automático.
Mindfulness es volver al presente en vez de vivir perdidos en ensoñaciones sobre el pasado y el futuro mientras cumplimos con nuestras obligaciones en piloto automático
Si sigues mi blog, estarás al tanto de que la meditación “formal” sentada es la práctica central en Mindfulness; sin embargo, existen otros ejercicios muy interesantes y efectivos que no suponen tiempo extra y que también nos ayudan a estar más presentes en nuestra vida; son las llamadas prácticas de atención plena en la vida diaria.
Al final, mindfulness consiste en vivir atento, percibiendo lo que está pasando dentro y fuera de nosotros momento a momento, con aceptación y ecuanimidad. Si durante el día rescatas tu mente de ensoñaciones y la traes de vuelta a donde está tu cuerpo -al presente- estás practicando Mindfulness.
Si durante el día rescatas tu mente de ensoñaciones y la traes de vuelta con suavidad a donde está tu cuerpo -al presente- estás practicando mindfulness.
Como ves, la atención plena puede y debería aplicarse en todo momento del día. Hoy te traigo unas cuantas prácticas Mindfulness que puedes hacer desde ya para entrenar tu mente, aunque no tengas tiempo de sentarte a meditar (y si lo tienes también.)
Seguro que en tu día a día te desplazas andado a varios sitios. Caminar puede resultar muy relajante, pero si tu mente está pensando en otras cosas, la relajación se esfuma. Practicar mindfulness mientras andas consiste en prestar atención a tus cinco sentidos a medida que te mueves: siente el aire en tu cara, los olores, observa con curiosidad las cosas con las que te cruzas… Percibe el movimiento de tus rodillas y caderas y a la sensación del suelo bajo tus pies.
Saborea la comida en lugar de ingerirla de forma automática. Atiende a los colores, las formas y el sabor de lo que ingieres y, por supuesto, presta atención a tus sensaciones físicas; especialmente, a cómo evoluciona tu sensación de saciedad con cada bocado.
¿Cuánto tiempo pasamos a la semana esperando a que nos atiendan? Tanto si estás haciendo cola como si te tienen en espera al teléfono, aprovecha para meditar. ¿Cómo? Cierra los ojos o deja la mirada descansando en una pared o el suelo y simplemente presta atención al aire entrando y saliendo de tus fosas nasales.
Convierte el tiempo que pasas en el autobús, el tren o el metro en tiempo de entrenamiento. En lugar de consultar el correo o entrar en Facebook, ponte un audio de meditación en el móvil (al final de este otro artículo encontrarás uno) o simplemente cierra los ojos y lleva tu mente a la respiración y a las sensaciones físicas durante unos minutos. El traqueteo, la velocidad, las paradas y la aceleración se sienten claramente en el cuerpo.
Si nuestro cuerpo está en el gimnasio, pero la mente en la oficina o en casa estamos desaprovechando una ocasión para practicar mindfulness. Cuando hagas ejercicio, lleva tu atención a las sensaciones físicas del ejercicio y a la respiración.
El tai chi, yoga, chi kung o pilates sin duda favorecen el entrenamiento de la atención porque los movimientos son lentos y conscientes, pero puedes añadir consciencia a cualquier tipo de ejercicio con tu voluntad.
Las tareas que todos los días hacemos de forma automática, como lavarnos los dientes o ducharnos, son una ocasión perfecta para ejercitar nuestra atención. En lugar de ducharte pensando en lo que te espera dentro de un rato o en lo que te dijo no sé quién no sé cuándo prueba a atender al sonido del agua, a percibir su temperatura, a la sensación de ésta resbalando por las distintas partes de tu cuerpo, al olor del jabón, a la humedad o al masajito que te das con la toalla al secarte..., es decir, vive la experiencia de ducharte, dedica un instante a valorar el lujo que supone tener acceso ilimitado al agua potable.
Yo uso una aplicación gratuita llamada MindBell, pero hay muchas otras. Cada cierto tiempo -lo decides tú- suena de forma inesperada un agradable toquecito de campana que me permite darme cuenta de donde estaba mi mente y traerla de vuelta al momento presente. Yo, además, aprovecho la ocasión para regalarme un par de respiraciones profundas y conscientes, que me ayudan a descargar la tensión física y emocional acumulada. Estas microparadas son clave en la gestión del estrés y la ansiedad.
Como ves son muchas las oportunidades que nos brinda la vida para practicar mindfulness, solo tenemos que aprovecharlas. De hecho, ser practicante de atención plena implica vivir así: apostando por salir del piloto automático.
¿Quiere esto decir que en realidad no tiene sentido sentarse a meditar? ¡En absoluto! La meditación formal o sentada es una práctica tan fundamental como deliciosa que supone un entrenamiento profundo de la atención que no es sustituible, pero si realmente no tienes tiempo para sentarte existen alternativas como las que te he contado hoy para traer la mente al presente, gestionar mejor el estrés y disfrutar más de la vida.
Muchos nos hemos conducido en el pasado siguiendo la regla del todo o nada: “si no puedo hacer algo al 90% como mínimo, mejor no hacerlo”. Yo pensé así durante mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que esa es una creencia muy limitante y, de hecho, falsa en la mayor parte de los campos. Realizar prácticas de atención plena en la vida diaria es infinitamente mejor que no hacer nada de nada para volver al presente, al igual que un paseo diario es mucho mejor que no moverse en absoluto cuando no se puede realizar un ejercicio más intenso.
Te animo a poner en práctica los ejercicios de este artículo. Empieza eligiendo dos o tres que te resulten más atractivos y realízalos durante un tiempo. Una vez formen parte de tu rutina, introduce otro, y así…
Te mando un fuerte abrazo,
Olaya
En varias ocasiones he compartido contigo el tremendo reajuste interior que supuso para mí empezar a meditar y a practicar Mindfulness; cómo la observación ecuánime alteró profundamente mi relación conmigo misma y con la vida: con mi ansiedad, con los demás, con todo; cómo el silencio me dio acceso a la confianza y a la serenidad que no encontraba y me abrió un nuevo mundo de posibilidades.
En esta ocasión le he pedido a cuatro estupendas compañeras de viaje, cuatro profesionales dedicadas en cuerpo y alma a ayudar a otros a conseguir una vida más plena y libre de sufrimiento a través de la meditación nos cuenten su experiencia personal con esta práctica milenaria y el impacto que ha supuesto la atención plena en sus propias vidas.
Sus testimonios son tremendamente inspiradores y me siento muy afortunada de poder contar con ellas en este blog. Gracias Ana, Lourdes, Alma y María por vuestra generosidad.
Espero que disfrutes de sus historias tanto como yo.
Para mí la meditación en estos momentos es algo muy importante que me acompaña día a día. A menudo no tengo tanto tiempo como me gustaría para sentarme en mi cojín a meditar, pero, siempre intento encontrar al menos unos minutos al día (me gusta meditar nada más levantarme) y suelo combinarlo con la práctica informal, es decir, intentar centrar mi atención en lo que estoy haciendo en cada momento, dejando ir lo que no tenga nada que ver con eso.
Entre otras muchas cosas, la meditación me aporta paz y calma interior, me ayuda a organizarme y a poner orden en mi mente, me ayuda a centrarme y concentrarme mejor en lo que estoy haciendo y me ayuda a recargar las pilas y a tener más energía. Y, sobre todo, me ayuda a SER quien soy.
Es mi mejor compañera de viaje 🙂
En un momento de mi vida sufrí una fuerte crisis personal que me hizo tocar fondo. Acabé necesitando medicación y tuve que estar de baja médica durante mucho tiempo.
Entonces, por obligarme a mí misma a hacer algo y porque pensé que me vendría bien, empecé a practicar yoga. Y, dado que, al final de las sesiones de yoga, hacíamos también prácticas de meditación, sin haberlo buscado, el iniciarme en el yoga, conllevó que me iniciara también en la meditación.
Fue un inesperado regalo, como un gran balón de oxígeno que supuso un gran cambio para mí desde el primer día. Me hizo ver con claridad lo que estaba haciendo con mi vida, y me dio los recursos y la fuerza necesarios para cambiar lo que necesitaba cambiar.
El yoga y la meditación fueron las cuerdas que me sacaron del profundo pozo en el que estaba sumida, por lo que estaré siempre profundamente agradecida de que aparecieran en mi vida. La práctica de la atención plena me hace tanto bien y me ayuda tanto, que, no solo lo he incorporado en mi vida para mí, sino que también he hecho de ella mi misión de vida para ayudar a otros.
Soy psicóloga, y, cuando superé mi crisis, me formé y me especialicé todo lo que pude en mindfulness (y sigo haciéndolo), con el objetivo de ayudar a otros a transitar los mismos cambios que tuve que transitar yo. Ese es mi mayor empeño y mi motivación, y en esas estoy cada día.
Para mí fue como una revolución. Como abrir las ventanas y que entrara aire fresco por todos los rincones
Ana Costa
Fue como hacer una limpieza profunda y soltar y dejar ir todo lo que ya no me servía. Como darme la vuelta a mí misma, como si fuera un calcetín. Como llegar al centro de mi corazón, a las entrañas de mis tripas, al núcleo de mi mente, y descubrir quién soy en realidad.
La verdad es que no se puede explicar. La única forma de saber lo que supone, es practicar. Por mucho que escriba, y por mucho que me leas, si no prácticas, nunca sabrás lo que es, lo que significa y lo que te aporta.
Por poner un par de ejemplos, sería lo mismo que si alguien te hablara de sexo, o de la experiencia de dar a luz, o que realmente lo practicaras y lo experimentaras tú. No tiene nada que ver que te lo cuenten a vivirlo. Y, además, es una experiencia íntima y única que cada uno vive y siente a su manera. Para saber lo que es, hay que vivirlo.
Así que, si quieres saber lo que es la atención plena y lo que puede hacer por ti, practica 😉
Para mí es la puerta de acceso directo a mi SER. La meditación es el espejo que me muestra como soy. Me hace encontrarme cada día con quien soy, con mis sueños, con mis deseos, con mis necesidades, con mis contradicciones, con mi esencia.
Es el altavoz que me conecta con mi voz interior y me ayuda a ser fiel a mí misma, a atenderme y a cuidar de mí en cualquier situación y circunstancia.
Es mi brújula y mi guía interior que me indica el camino por el que quiero seguir, lo que me pide mi alma. Es la lupa que me hace ver mis luces y mis sombras, lo que es valioso de mí y lo que, a pesar de mis miedos, necesito cambiar de mí misma para SER quien quiero ser.
De nuevo, me resulta muy difícil explicarlo, pero, aunque parezca exagerado, para mí es la llave que abre la puerta de la Felicidad.
¡Te invito a practicar y a que lo experimentes por ti mismo! Te aseguro que no te arrepentirás 🙂
La meditación es mi momento de entrenamiento mental. Tanto a nivel de claridad como de comprensión. Mis pensamientos y mis emociones toman otro sentido cuando soy capaz de observar la velocidad y dirección que toma mi mente.
Gracias a la meditación puedo tomar decisiones desde una perspectiva más calmada, confiada y generosa.
No concibo una vida sana y feliz en la que la meditación no forme parte de la ecuación, tanto como el ejercicio, la alimentación o el descanso.
Supongo que de algún modo mi carrera de bailarina y sus exigencias mentales y emocionales, no sólo las físicas, me demostraba que la mente y la concentración juegan un papel muy importante en nuestra salud y en nuestros resultados.
Cuando comencé a practicar yoga comprendí otra manera de escucharme, de hablarme, sin tantas exigencias y con una mente más relajada. Supongo que ese fue el primer paso hacia la meditación.
La meditación formal sentada apareció en mi vida en el 2005 de la mano de un amigo, supongo que fue curiosidad, intentar ir ”un paso más allá” y observar la mente sin usar el cuerpo como vehículo.
Una mente mucho más clara y una visión menos truncada de la realidad. Tanto de la realidad que veo como la realidad que pienso.
Lou
Mi paciencia y aceptación se han incrementado notablemente y mi capacidad de ver las cosas por lo que son, sin dramas, sin juicios, de un modo mucho más ecuánime me ha ayudado a mí y me está sirviendo para ayudar a otros.
Supongo que lo primero es la serenidad ante cualquier situación, también el desapego a lo que creo que quiero (y que por lo que sea no puedo conseguir) y sobretodo la duda razonable en mis juicios sobre cómo creo que deben ser las cosas en el mundo, en mi vida y sin duda en la de los demás.
¿Qué es para ti la meditación y qué lugar ocupa en tu vida a día de hoy?
Comencé a meditar hace 20 años con mi maestro y amigo Ramiro Calle. Desde entonces comenzó un nuevo camino a recorrer en mi vida. Un viaje con un principio, pero sin un final. No se trata de llegar a ningún lado, ni existe una meta, sino un caminar día a día, descubriendo, aprendiendo, y comprendiendo.
La meditación es dejar de buscar fuera las respuestas que ya están dentro de cada uno, AQUÍ Y AHORA.
María Lezcano
Es girar la mirada hacia todo un mundo interior desatendido. Es soltar poco a poco los automatismos y vivir una vida más presente, más consciente, mas armónica. Es encontrarte con tu ruido y con tu silencio, aceptando este momento tal y como es, comprendiendo y abrazando nuestra aparente realidad para comprender y recordar lo que verdaderamente somos: AMOR. Es desprenderte poco a poco de todo aquello que ya no necesitas y que limita tu vida a través de comprenderlo, integrarlo y trascenderlo.
La meditación es ante todo un método que entrena y desarrolla la mente, que poco a poco nos permite ponernos más en la posición de testigo u observador de lo que sucede a nuestro alrededor sin vernos enredados y arrastrados por todos los procesos mentales.
Hoy en día siento que la meditación y el silencio son la puerta de acceso a mi mundo interior, el camino para recordar mi auténtica y verdadera esencia y reencontrarme. Un camino de observación y autoconocimiento que nos ayuda a traer consciencia día a día y comprender mejor los escenarios que la vida nos va trayendo. La práctica de la meditación es uno de los pilares en mi vida a día de hoy, y está totalmente integrada en mi vida, no solo en mis practicas formales sentadas sino en todos mis actos cotidianos en los que la atención plena está presente.
Actualmente tengo el placer de acompañar a muchas personas en su camino hacia su maravilloso mundo interior a través de la práctica del Hatha Yoga, la Meditación, así como a través de consultas de terapia Transpersonal en mi proyecto de vida: DHARMA YOGA Y MEDITACIÓN. Es muy gratificante poder ver y sentir la evolución personal e interior de todas las personas a las que acompaño y que han pasado por mi vida, como por ejemplo Olaya, que comenzó a meditar siendo alumna mía, y a día de hoy acompaña a otras personas con la práctica del Mindfulness para la Ansiedad.
¿Qué es para ti la meditación y qué lugar ocupa en tu vida?
Para mí, meditar es el arte de vivir con plena consciencia, cada instante de nuestra vida.
Son muchos los autores que definen este término en función de sus propias experiencias. Pero lo que todos compartimos, es que cuando se vive en un estado meditativo, se calma la mente y los pensamientos dejan de ser rumiativos, lo que permite que nuestra voz interior se haga más presente. Y se comienza a vivir de una forma más coherente con lo que sientes, piensas y haces. Cesan el estrés y las críticas hacia una misma y hacia los demás, pasamos a ser responsables de nuestra propia vida y no la dejamos en manos de los otros.
Hoy por hoy la meditación ocupa el centro de mi vida, tanto en mi práctica diaria, como en su enseñanza (imparto talleres en el ámbito público y privado), ya que estoy apostando por algo que merece la pena ser enseñado para mejorar la vida de los demás.
La meditación ha de ser considerada como Patrimonio de la Humanidad.
Alma Dyvia
Si todas las personas aprendieran a meditar desde su infancia, viviríamos en una sociedad más justa e igualitaria, al tiempo que dejarían de plantearse los grandes conflictos bélicos.
Se observan pequeños cambios paulatinos que luego van asentando sus bases, hasta sufrir mayores transformaciones. Lo primero que acontece es un estado de bienestar inmediato, las personas que acuden a los talleres comienzan a sentirse mejor, más calmadas y menos tensas, algunas recuperan el sueño perdido desde hacía semanas o incluso meses. También se observa un descenso de los cuadros de dolor, al ser más conscientes de las necesidades de su cuerpo. Luego comienzan a ser testigos de su propia vida, de lo que les acontece, evitando fusionarse con sus pensamientos y emociones, lo que les produce una gran paz interior, pudiendo afrontar sus problemas de forma más eficaz.
En definitiva a nadie deja indiferente, y las personas que meditan por primera vez, no desean abandonar dicha técnica y es frecuente que repitan en los talleres.
Puedes adquirir el libro en la dirección de la editorial Sirio ¡Yo ya lo tengo!
Espero que conocer a estas cuatro estupendas profesionales y sus testimonios haya movilizado algo en ti y te anime a iniciarte en esta maravillosa práctica que te permitirá dejar atrás las limitaciones de la angustia, el estrés y la ansiedad o, simplemente, conocerte mejor y vivir tu vida de forma más consciente y con mayor sentido.
¿Tú también meditas? pues déjanos tus comentarios ¿qué es para ti la meditación y qué supone en tu vida?
Te mando un enorme abrazo,
Olaya
¿Quieres iniciarte en mindfulness? puedes apuntarte a un curso presencial que haya cerca de donde vives. Y si no lo encuentras, o no encaja en tu horario, Menteencalma te ofrece tres buenas opciones.
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Muchos de nosotros pasamos gran cantidad de tiempo de nuestra vida temiendo morir o temiendo la muerte de otros. El miedo a la enfermedad y el miedo a la muerte son muy poderosos y paralizantes y generan mucho sufrimiento. Hoy te planteo algunas cuestiones al respecto.
Te confieso que me senté a escribir un artículo sobre el disfrute y, cosas de la vida, me ha salido un artículo sobre el miedo a la muerte… curioso, ¿verdad? Pues no es casualidad, tiene mucha relación. El miedo a morir es natural, sensato y humano, forma parte de nuestro instinto de supervivencia (sí ese que siempre nos está jugando malas pasadas). Si no tuviéramos miedo a morir nuestras probabilidades de sobrevivir serían mucho más bajas.
Gracias a ese instinto que nos empuja a agarrarnos a la vida, tomamos decisiones que nos protegen. Ante una enfermedad propia o de alguien cercano es lógico que aparezcan más pensamientos de ese cariz, incluso que lo hagan de vez en cuando, pero si no existe tal circunstancia y aun así el miedo desmedido a la muerte nos visita a menudo estamos hablando de otra cosa.
Así lo llaman (por cierto, ¡qué palabra, verdad!) y genera un nivel importante de angustia y desasosiego entre muchas personas . En ella juegan un papel relevante varios asuntos.
Como sociedad hemos desterrado la muerte de nuestra realidad cotidiana (de otra forma sería difícil que funcionara el consumismo atroz que mueve el mundo).
Hoy en día vivimos prácticamente ajenos a que el río natural e irremediable de la vida termina sí o sí en la mar, que es el morir, como decía Jorge Manrique. Leía en un artículo que hemos condenado a la clandestinidad al más natural de los acontecimientos: la muerte. Y es verdad, todavía recuerdo la fuerte impresión que recibí cuando hace ya años alguien muy cercano a mí me contó que, de pequeña, ella solía jugar entre muertos con una amiga cuyo padre tenía una funeraria. Los muertos no eran objeto de juego -claro que no-; ellos solo formaban parte del escenario. La muerte estaba, de ese modo, presente en su vida como algo normalizado y natural.
Hoy en día, sin embargo, la muerte ha sido tan apartada de nuestra conciencia cotidiana que cuando alguien pronuncia la palabra nos surge un rechazo profundo, un pudor, una incomodidad mezclada con miedo a mentarla no vaya a ser… Y es natural y bueno no querer que llegue, lo que no es sano es vivir obsesionados con la posibilidad de que lo haga o completamente ajenos a la realidad de que tarde o temprano llegará.
Pregunta Krishnamurti: ¿Tiene realmente miedo a morir o miedo a la imagen que ha creado de la muerte? ¿Es la palabra “muerte” la que causa miedo o es la muerte real?
Por otro lado, el miedo desmedido a morir también está motivado con que flaquea la ilusión de permanencia en la que vivimos. Desarrollamos apegos fortísimos a lo que en realidad ni nos pertenece ni durará para siempre.
¿A qué me refiero? A todo… Si lo pensamos detenidamente nos daremos cuenta de que todo está en constante cambio. Mis seres queridos, por más que los adore con toda mi alma, no me pertenecen, no son míos, su presencia no es mi derecho ni su obligación, sino un regalo de la Vida a disfrutar mientras se pueda porque tarde o temprano se irán… como yo, que también me iré…
En Mindfulness trabajamos el desapego: cobrar conciencia -desde la mente, el cuerpo y el corazón- de esa impermanencia, de esa ficción en la que elegimos vivir cuando nos aferramos a lo que no nos pertenece y soltarla. Quizás te suene heavy, pero vivir en la ilusión de que las cosas siempre serán como son, ignorando -no sin esfuerzo- el curso natural de la vida solo nos aporta una falsa sensación de seguridad que, a la hora de la verdad, resulta muy frágil.
Aferrándonos a lo que irremediablemente nos será arrebatado antes o después solo contribuimos a generarnos ansiedad y sufrimiento. Y, aunque no es fácil, trabajar el soltar con paciencia, suavidad y ternura resulta tremendamente liberador. Y en Mindfulness Transpersonal nos dedicamos también a eso.
Así, cuando tomamos conciencia y aceptamos la realidad desde el corazón podemos empezar a disfrutar de los nuestros y de la vida de una manera mucho más intensa, sana y libre. Dejaremos de intentar cambiarlos para que se ajusten a nuestros deseos y expectativas y empezaremos a permitirles ser quien son y a disfrutarlos en su perfecta singularidad. Nos haremos conscientes de que este momento en el que están y estamos es único e irrepetible, es oro y pasará, y la única opción inteligente y a favor de la Vida es dejar de darnos por hecho y empezar a sacarle todo el jugo a cada momento.
Cuando el miedo a la muerte se convierte en obsesivo resulta muy angustiante y paralizador. Pero la buena noticia es que en el veneno se encuentra el antídoto. Lejos de lo que pueda parecer, la obsesión surge para algo: tiene un objetivo, un mensaje y si lo desciframos, no solo reduciremos la frecuencia e intensidad de las imágenes y nuestro nivel de sufrimiento, sino que le habremos dado sentido. Así lo he comprobado en primera persona.
Yo me relaciono muy de cerca con el miedo a la muerte; recuerdo desde siempre sentir un pavor paralizante ante cada sensación desconocida que percibía en mi cuerpo. Mi cabeza auguraba siempre una enfermedad fatal. Y eso -cómo no- me ha hecho sufrir mucho y estar siempre en guardia… Mi falta de relación con la muerte era total. Por un lado, porque la Vida me ha tratado bien en este sentido y por otro porque en mi casa no se habla de eso. Y cuando no ha quedado más remedio que mencionar algún caso cercano, siempre la expresión es de aversión, consternación y horror profundos.
Te voy a contar lo que yo descubrí producto de mi propio trabajo personal: yo tenía tanto miedo a morir porque, en el fondo, no disfrutaba de la vida. Así es… no tenía ningún problema objetivo que me impidiera disfrutar, pero no lo hacía. Mi mente siempre pensaba que lo bueno estaba por llegar y que el presente era una especie de sala de espera. Vivía con la mente y el corazón puestos en un futuro imaginado e “ideal” o atascada en un pasado que no lograba superar y, mientras tanto, la vida de verdad, la única que existe -el presente- pasaba de largo como si nada... Estaba transitando por la vida de puntillas. Sin saber a dónde me dirigía ni por qué o para qué y ni siquiera me daba cuenta.
Cuando comencé a practicar meditación comprendí que el único sitio donde realmente se puede vivir es aquí y ahora y me comprometí a dejar de vagar sin sentido por el pasado que duele y futuro al que temo. Cuando me decidí a descubrirme y a comprometerme con mi felicidad emergió una especie de serenidad con respecto a la muerte. De hecho, la misma búsqueda ya le otorgó un significado más profundo a mi vida.
Descubrí que mi obsesión, mi miedo desmedido era un avisador de que no estaba aprovechando la vida, dándole sentido.
Y no estoy hablando de grandes cosas, sino de vivir el presente en el sentido más literal. Cuando empiezas a hacerlo te das cuenta de lo mucho que en realidad tienes, de la maravilla que te rodea pero que has ninguneado por vivir pendiente de eso que no se ajusta a tu expectativa o de un ideal que, como tal, nunca llegará y te está robando la vida. Eso que, por otro lado, tanto temes perder.
E insisto, no se trata de dejarlo todo e irse a living la vida loca, sino de plantearse ciertas cosas, de comprometerse con la propia felicidad y de encontrar el coraje para ser quien uno es. Encontrar la coherencia entre lo que soy, lo que muestro, lo que hago y cómo lo hago. Pero el primer paso siempre es averiguar quién soy.
Cuando me decidí a ello algo en mi relación con la muerte cambió. La obsesión solo me estaba empujando a un cambio necesario, pero yo no la entendía. Creía que era mi mente torturándome, pero no… Era mi yo más esencial gritando para que empezara a darle sentido a mi tiempo de vida. Menos mal que aprendí a escucharla… GRACIAS.
He comprobado que si hago que cada día que vivo merezca la pena para mí, lo disfruto y le saco todo el jugo que puedo algo se calma en mi interior con respecto a la muerte. Es curioso…
Si es tu caso, te planteo lo siguiente: ¿disfrutas de tu vida?
Si has contestado no a las tres preguntas, no desesperes, es lo más normal del mundo: todos hemos pasado por ahí. Mi recomendación es que busques ayuda e inviertas tiempo y esfuerzo en conocerte: es en dentro de ti donde encontrarás el coraje. Hay muchas técnicas de auto conocimiento e introspección que pueden ayudarte. Mi favorita por propia experiencia es el Mindfulness.
Comprométete en serio y de una vez con tu felicidad: ¿qué está en tu mano hacer para dotar de mayor sentido a tu vida?
Te mando un fuerte abrazo,
Olaya
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¿Sabías que las enfermedades crónicas relacionadas con el estrés son la principal causa de muerte en los países desarrollados? Eso dice un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2010. No es de extrañar si te paras a pensar en la cantidad de exigencias que nos ponen (y nos ponemos).
El estrés surge cuando sentimos que la demanda a la que estamos sometidos supera nuestros recursos para satisfacerla. A veces es así y es imperativo reducir el nivel inhumano de actividad; otras, es solo nuestra pobre percepción de los recursos de los que disponemos pero, en cualquier caso, el estrés no es gratis y prolongado en el tiempo puede tener consecuencias nada deseables como la aparición de enfermedades serias.
Pues actúa. No esperes a que el cuerpo te obligue a ello. Uno de las razones de ser de Menteencalma.com es convencerte de la necesidad de que te conviertas en gestor activo de tu salud y ayudarte a ello. El Mindfulness es una de las técnicas más eficaces contra el estrés y te propone sencillos ejercicios que, introducidos en tu día a día, pueden suponer un cambio sustancial. Y quiero que experimentes un ejercicio de mindfulness por ti misma.
Hoy te propongo una breve y sencilla práctica que no te llevará más de dos minutos y, sin embargo, marcará la diferencia en tu día a día.
Prueba a hacerla esta semana todos los días, observa qué cambia y cuéntamelo. La práctica se llama STOP y solo te llevará dos minutos. El objetivo es sacarte por unos instantes de ese círculo de inconsciencia y automatismo en el que vivimos.
Durante esos dos minutos de conciencia vuelves al aquí y al ahora a través de la respiración y el cuerpo. La respiración consciente y pausada te trae al presente y te ayuda a relajarte. Por unos instantes permites que el cuerpo, la mente y el corazón se escuchen.
Durante el ejercicio puede que descubras que estás apretando la mandíbula o el estómago. Quizás observes que tus hombros están levantados o sencillamente sientas hambre o cansancio. Lo importante es que recuerdes la necesidad de contactar con tu cuerpo y volver al presente.
Ponte una alarma en 2 momentos diferentes del día para detenerte unos instantes, respirar y observar lo que ocurre en ti…
Este ejercicio solo te llevará dos minutos y los beneficios son grandes. Te lo garantizo
Estos son los pasos a seguir:
Cuando suene la alarma, practica el STOP
**Recuerda que observes lo que observes, está bien, es lo que hay. No lo rechaces, no te rechaces. Solo hazte consciente de ello. **
Deberás poner en marcha tu creatividad para poder adaptar este ejercicio de mindfulness a tus circunstancias y a cada momento. A veces no te será posible salir de donde estés, pero quizás puedas levantarte, otras puede que tengas que permanecer en tu silla. No pasa nada, el movimiento es -en realidad- interno; consiste en trasladar el foco de tu atención a la respiración y conectar con tu cuerpo durante unos instantes, y eso puede hacerse en cualquier momento.
Y lo que ya sería la bomba es que esta semana, además de hacer este breve ejercicio dos veces al día, reservases diez minutitos para sentarte a hacer la meditación guiada que encontrarás al final de mi artículo de la semana pasada. Así estarías combinando práctica formal e informal: la fórmula perfecta para reducir el estrés y la ansiedad.
Anímate a probar y cuéntame qué tal. Notarás la diferencia.
Un abrazo,
Olaya
¿Quieres practicar mindfulness conmigo? te ofrezco tres buenas opciones.
O si lo prefieres también puedes optar por un acompañamiento personalizado. Contacta para más información
Meditar nos resulta raro porque -entre otras cosas- no sabemos qué es ni para qué sirve. Algunos lo relacionan con ciertas religiones, otros hemos tenido serios prejuicios sobre el tipo de personas que practican la meditación y la mayoría tiene ideas bastante equivocadas sobre en qué consiste la práctica en realidad.
Son muchas las malas interpretaciones y los bulos que corren por ahí sobre la meditación. Desmontemos algunos...
Se dice que meditar es...
En mi círculo más íntimo nadie medita, la verdad. Yo he sido <> o <> -depende de para quién, jeje-. Al principio mi familia y amigos se extrañaron e incluso generó cierto recelo porque algunas personas se sienten verdaderamente incómodas cuando otros pululan por territorios que rebasan el perímetro de lo que su mente considera lo normal (no exagero si digo que algunos hubiesen aceptado mejor que me hubiera dado por hacer puenting...). Más tarde todo se normaliza y se respeta e incluso llega a generar curiosidad.
Pero, ¿realmente da para tanto revuelo el sentarse unos minutos con los ojos cerrados a observar? Tan cierto es que lo desconocido asusta un poco -por sencillo e inofensivo que sea- como que esto no es para todo el mundo o que algunas personas no están a día de hoy en disposición de entender la utilidad de esta práctica (yo misma no lo estuve durante mucho tiempo). Muchos otros simplemente huyen -incluso de forma inconsciente- de la sola idea de quedarse a solas consigo mismos. Y es que meditar es para valientes 😉
En lo que a mí respecta, lo que la meditación me ha aportado y me aporta es tan real, tan válido y substancioso (no solo a nivel de gestión de la ansiedad sino en muchos otros sentidos) que mi relación con ella -conmigo- está muy por encima de la opinión que la práctica genere.
Hoy no quiero detenerme en la definición oficial (observar sin juicio lo que sucede aquí y ahora) ni hablarte de estudios científicos, hoy quiero contarte lo que es meditar para mí.
Para mí meditar es...
El silencio guarda muchos misterios y grandes tesoros sobre cada uno de nosotros y sobre todo lo que Es. Meditando me siento a esperar que de vez en cuando se me desvele un trocito de alguno que me permita comprenderme mejor para ser más feliz, que es a lo que he venido aquí.
Quiero hacerte un regalo. Si te apetece empezar a meditar, aquí tienes una sencilla práctica guiada de atención a la respiración para que te inicies. Puedes descargarla y escucharla donde y cuando quieras. Recuerda que, como toda práctica, requiere continuidad para experimentar beneficios permanentes. Espero que te guste.
Y, si te gusta, y te apetece iniciarte en esto del mindfulness conmigo, échale un vistazo al RETO 21 DÍAS o contactarme para un acompañamiento personalizado.
Un abrazo,
Olaya
Muchos alumnos me preguntan cómo pueden mantener la calma y la ecuanimidad en la carrera diaria de trabajo, familia, obligaciones sociales, planes, objetivos, etc.
Es común en el mundo occidental usar la meditación o el mindfulness como un paracetamol: una cura momentánea y externa a un problema recurrente e interno.
Vivimos en una sociedad y en un momento en el que se glorifica el hacer y el conseguir. Medimos el éxito de una persona por sus logros profesionales, económicos y sociales. No llegamos ni a cuestionarnos lo que ocurre en las capas menos superficiales, las capas emocionales y mentales de las personas que consideramos de éxito. De este modo creamos un halo de atracción hacia la forma, hacia las apariencias y dejamos de lado lo que supone a niveles más profundos estar a la altura del estándar que nosotros mismos hemos dibujado en nuestra imaginación.
Las expectativas que ponemos sobre nosotros mismos y sobre los demás no son más que ideas que aparecen en nuestra mente basadas en comparaciones, miedos, juicios y necesidades de más y mejor. Basamos nuestro éxito personal en el supuesto éxito que imaginamos en otros: o estamos por encima, o por debajo o más o menos al mismo nivel.
Mientras mantenemos la atención en lo que ocurre fuera y alimentamos nuestros objetivos, nuestras motivaciones y nuestros pensamientos con carencias, necesidades, expectativas y prisas relegamos a un segundo plano la fuente y causa real que provoca ese malestar que nos lleva a correr como pollos sin cabeza.
No está mal tener objetivos en la vida, ya sean personales o profesionales. De hecho, en un trabajo de desarrollo personal es muy positivo pensar que podemos mejorar, que hay camino por recorrer. La dificultar de desarrollo aparece cuando ponemos el foco en el lugar equivocado.
La vida ocurre a nuestro alrededor todo el tiempo, en nuestro cuerpo todo el tiempo. Pero la manera de entenderla, lo que creemos que es verdad, bueno y necesario, así como lo que creemos es mentira, malo y a evitar, sólo existe en nuestra mente. Nuestra mente interpreta lo que ocurre a nuestro alrededor todo el tiempo. Esto no sería un obstáculo si viésemos las cosas con una mente clara, pero nuestra mente está en constante caos, ruido y engaño: fuera o, como mucho, en las capas superficiales de nuestro malestar.
Vivimos creyendo que sabemos lo que no sabemos, usamos nuestro caos mental como referencia y, claro, luego las cosas no cuadran y ni si quiera nos planteamos que hay un error de base.
Juzgamos las circunstancias que nos rodean basándonos en creencias, experiencias interpretadas y reinterpretadas y, aún cuando nos falta información para saber realmente lo que está pasando ahí fuera (sus causas, sus condiciones cooperantes, lo que eso puede significar para otros) creemos ciegamente que sí sabemos, que lo que vemos o experimentamos es lo que nuestra mente nos dice que es y reforzamos a cada paso la ilusión de que actuamos basados en hechos y no basados en ideas, prejuicios, miedos, preconcepciones y expectativas.
¿Realmente podemos tener la certeza de que entendemos las situaciones a nuestro alrededor al cien por cien? ¿Estamos seguros de las consecuencias de largo alcance de las decisiones que tomamos cada día? Siempre nos falta información y siempre estamos asumiendo, esperando, interpretando... es a causa de perpetuar constantemente este engaño que seguimos creyendo que nuestra mente es la que nos informa de la verdad, en lugar de darnos cuenta de que nuestra mente simplemente interpreta la verdad de modo que cuadre con nuestra manera de entender el mundo que nos rodea.
No importa cuantos minutos al día dediquemos a la meditación, al mindfulness o cualquier otra técnica para reconectar con el centro. Si no somos capaces de ver que fuera de la práctica volvemos a entrar en el engaño, esos diez o quince minutos de cerrar los ojos y respirar sólo nos sirven para coger impulso y seguir en el mismo loop de engaño, sufrimiento, extenuación, descanso, calma y de nuevo engaño, sufrimiento, extenuación... ¿lo ves?
Hace más de diez años el budismo llamó a mi puerta. El nivel de claridad y de responsabilidad que se plantaron delante mío fue abrumador... fue una llamada de atención muy potente, un trabajo muy intenso pero un mapa de ruta muy claro con unas explicaciones muy lógicas. Lo que me atrapó fue la constante necesidad de observación y práctica. En budismo no sirve de nada leer y estudiar, entender intelectualmente o creerse las cosas, hay que verlo por uno mismo. Es por eso que este camino tiene tantas instrucciones, antídotos para cada obstáculo y un detallado trabajo psicológico que te aparta de la fantasía, de la imaginería y de los artificios de cualquier otra religión.
Es lógico que no le cuadre a todo el mundo y mucho menos en la sociedad del ”fácil, rápido y a mi manera”, pero hay conceptos básicos que si fueran observados y comprendidos le darían un vuelco importante a muchas personas.
Si realmente queremos ver dónde está la causa de esa carrera, de esa insatisfacción, de esa necesidad de más, mejor, diferente que nunca termina... si yo quiero parar y descansar de verdad mi mente, encontrar la motivación que se autoalimenta con amor y paz necesito entender que el paradigma desde el que me estoy moviendo es el que me está boicoteando.
Desde hace ya un año acompaño a mis alumnos en este camino de comprensión y auto-exploración, con los textos de la web, los artículos de estudio privados, el grupo de facebook y los vídeos intento transmitir estas comprensiones sin necesidad de entrar en rituales ni prácticas cien por cien budistas. Al final es psicología aplicada, no hay esoterismo ni teatro, no es necesario incienso, velas ni figuras del Buddha, es algo que podemos ver y practicar todos.
Para comprender todos estos conceptos: la mente condicionada, el sufrimiento inherente que parece que nunca desaparece del todo, las emociones negativas, la interpretación subjetiva de la realidad... así como la ecuanimidad, la compasión, la visión clara y la liberación del sufrimiento, creé el curso online en audio ”Retorno a la Presencia” [ya no disponible].
La ciencia y la psicología ya han demostrado lo que hace tiempo filosofías y religiones antiguas venían apuntando. Por fin hoy podemos hacer el trabajo de re-conexión, de comprensión y de desarrollo de la claridad mental sin tener que claudicar a dogmas de fe: simplemente hace falta observar y dejar que sea nuestra propia experiencia la que nos dé las respuestas.
Retorno a la presencia es un curso en audio con el que serás capaz de comprender dónde están los errores de percepción en tu experiencia vital, dónde se esconde la felicidad duradera y cómo ir quitando poco a poco las capas que han cubierto hasta hoy tu naturaleza esencial, tu naturaleza en equilibrio.
Ojalá que seamos cada vez más personas las que nos damos cuenta de que es necesario tomar conciencia del caos herrático en el que nos hemos inducido, no solo para nuestro equilibrio emocional sino también para construir sociedades más amorosas y pacíficas.
Muchas gracias Olaya por dejarme un rinconcito de tu web para llevar este mensaje a tus lectores.
Espero que te haya gustado este artículo de Lourdes. Si quieres iniciarte en mindfulness, Menteencalma te ofrece tres buenas opciones.
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No sé a ti, pero a mí me encantan los cuentos... Estas aparentemente inocentes historias guardan en su interior una enorme sabiduría que nos puede ser de mucha ayuda en nuestro propio camino si nos decidimos a escucharlos con el corazón abierto.
Hoy quiero contarte uno de mis favoritos: Ítaca de Konstantin Kavafis.
Para escucharlo, te recomiendo que:
Espero que te guste
Música: Angelic Forest de Doug Maxwell
Y por si te apetece contárselo a alguien, aquí te lo dejo.
¡Un fuerte abrazo!
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias. No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes, ni la cólera del airado Poseidón. Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta si tu pensamiento es elevado, si una exquisita emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes y el feroz Poseidón no podrán encontrarte si tú no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo, que sean muchos los días de verano; que te vean arribar con gozo, alegremente, a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia, y comprar unas bellas mercancías: madreperlas, coral, ébano, y ámbar, y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí tu destino. Más no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. Sin ella, jamás habrías partido; más no tiene otra cosa que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Konstantínos Kaváfis.
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