• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal

Mente en Calma

  • INICIO
  • Ansiedad
  • Autoestima
  • Reto21Días
  • Libérate
  • Mindful365
  • GRATIS
    • De la Ansiedad a la Calma
    • Tres errores con tu ansiedad
    • 11 Claves de Bienestar
  • Contacta

vivir sin ansiedad

Qué hacer cuando el miedo a morir no te deja vivir

por Olaya M. Acebal 2 comentarios

Miedo a morir

Muchos de nosotros pasamos gran cantidad de tiempo de nuestra vida temiendo morir o temiendo la muerte de otros. El miedo a la enfermedad y el miedo a la muerte son muy poderosos y paralizantes y generan mucho sufrimiento. Hoy te planteo algunas cuestiones al respecto.

Te confieso que me senté a escribir un artículo sobre el disfrute y, cosas de la vida, me ha salido un artículo sobre el miedo a la muerte… curioso, ¿verdad? Pues no es casualidad, tiene mucha relación. El miedo a morir es natural, sensato y humano, forma parte de nuestro instinto de supervivencia (sí ese que siempre nos está jugando malas pasadas). Si no tuviéramos miedo a morir nuestras probabilidades de sobrevivir serían mucho más bajas.

Gracias a ese instinto que nos empuja a agarrarnos a la vida, tomamos decisiones que nos protegen. Ante una enfermedad propia o de alguien cercano es lógico que aparezcan más pensamientos de ese cariz, incluso que lo hagan de vez en cuando, pero si no existe tal circunstancia y aun así el miedo desmedido a la muerte nos visita a menudo estamos hablando de otra cosa.

La tanatofobia

Así lo llaman (por cierto, ¡qué palabra, verdad!) y genera un nivel importante de angustia y desasosiego entre muchas personas . En ella juegan un papel relevante varios asuntos.

  1. La muerte se ha convertido en el mayor de los tabúes

Como sociedad hemos desterrado la muerte de nuestra realidad cotidiana (de otra forma sería difícil que funcionara el consumismo atroz que mueve el mundo).

Hoy en día vivimos prácticamente ajenos a que el río natural e irremediable de la vida termina sí o sí en la mar, que es el morir, como decía Jorge Manrique. Leía en un artículo que hemos condenado a la clandestinidad al más natural de los acontecimientos: la muerte. Y es verdad, todavía recuerdo la fuerte impresión que recibí cuando hace ya años alguien muy cercano a mí me contó que, de pequeña, ella solía jugar entre muertos con una amiga cuyo padre tenía una funeraria. Los muertos no eran objeto de juego -claro que no-; ellos solo formaban parte del escenario. La muerte estaba, de ese modo, presente en su vida como algo normalizado y natural.

Hoy en día, sin embargo, la muerte ha sido tan apartada de nuestra conciencia cotidiana que cuando alguien pronuncia la palabra nos surge un rechazo profundo, un pudor, una incomodidad mezclada con miedo a mentarla no vaya a ser… Y es natural y bueno no querer que llegue, lo que no es sano es vivir obsesionados con la posibilidad de que lo haga o completamente ajenos a la realidad de que tarde o temprano llegará.

Pregunta Krishnamurti: ¿Tiene realmente miedo a morir o miedo a la imagen que ha creado de la muerte? ¿Es la palabra “muerte” la que causa miedo o es la muerte real?

  1. El apego a lo que solo está de paso, incluida nuestra propia existencia

Por otro lado, el miedo desmedido a morir también está motivado con que flaquea la ilusión de permanencia en la que vivimos. Desarrollamos apegos fortísimos a lo que en realidad ni nos pertenece ni durará para siempre.

¿A qué me refiero? A todo…  Si lo pensamos detenidamente nos daremos cuenta de que todo está en constante cambio. Mis seres queridos, por más que los adore con toda mi alma, no me pertenecen, no son míos, su presencia no es mi derecho ni su obligación, sino un regalo de la Vida a disfrutar mientras se pueda porque tarde o temprano se irán… como yo, que también me iré…

En Mindfulness trabajamos el desapego: cobrar conciencia -desde la mente, el cuerpo y el corazón- de esa impermanencia, de esa ficción en la que elegimos vivir cuando nos aferramos a lo que no nos pertenece y soltarla. Quizás te suene heavy, pero vivir en la ilusión de que las cosas siempre serán como son, ignorando -no sin esfuerzo- el curso natural de la vida solo nos aporta una falsa sensación de seguridad que, a la hora de la verdad, resulta muy frágil.

Aferrándonos a lo que irremediablemente nos será arrebatado antes o después solo contribuimos a generarnos ansiedad y sufrimiento.  Y, aunque no es fácil, trabajar el soltar con paciencia, suavidad y ternura resulta tremendamente liberador. Y en Mindfulness Transpersonal nos dedicamos también a eso.

Así, cuando tomamos conciencia y aceptamos la realidad desde el corazón podemos empezar a disfrutar de los nuestros y de la vida de una manera mucho más intensa, sana y libre. Dejaremos de intentar cambiarlos para que se ajusten a nuestros deseos y expectativas y empezaremos a permitirles ser quien son y a disfrutarlos en su perfecta singularidad. Nos haremos conscientes de que este momento en el que están y estamos es único e irrepetible, es oro y pasará, y la única opción inteligente y a favor de la Vida es dejar de darnos por hecho y empezar a sacarle todo el jugo a cada momento.

Cuando el miedo a morir se convierte en obsesión

Cuando el miedo a la muerte se convierte en obsesivo resulta muy angustiante y paralizador. Pero la buena noticia es que en el veneno se encuentra el antídoto. Lejos de lo que pueda parecer, la obsesión surge para algo: tiene un objetivo, un mensaje y si lo desciframos, no solo reduciremos la frecuencia e intensidad de las imágenes y nuestro nivel de sufrimiento, sino que le habremos dado sentido. Así lo he comprobado en primera persona.

Yo me relaciono muy de cerca con el miedo a la muerte; recuerdo desde siempre sentir un pavor paralizante ante cada sensación desconocida que percibía en mi cuerpo. Mi cabeza auguraba siempre una enfermedad fatal. Y eso -cómo no- me ha hecho sufrir mucho y estar siempre en guardia… Mi falta de relación con la muerte era total. Por un lado, porque la Vida me ha tratado bien en este sentido y por otro porque en mi casa no se habla de eso. Y cuando no ha quedado más remedio que mencionar algún caso cercano, siempre la expresión es de aversión, consternación y horror profundos.

¿Qué mensaje se esconde tras la obsesión?

Te voy a contar lo que yo descubrí producto de mi propio trabajo personal: yo tenía tanto miedo a morir porque, en el fondo, no disfrutaba de la vida. Así es… no tenía ningún problema objetivo que me impidiera disfrutar, pero no lo hacía. Mi mente siempre pensaba que lo bueno estaba por llegar y que el presente era una especie de sala de espera. Vivía con la mente y el corazón puestos en un futuro imaginado e “ideal” o atascada en un pasado que no lograba superar y, mientras tanto, la vida de verdad, la única que existe -el presente- pasaba de largo como si nada... Estaba transitando por la vida de puntillas. Sin saber a dónde me dirigía ni por qué o para qué y ni siquiera me daba cuenta.

Cuando comencé a practicar meditación comprendí que el único sitio donde realmente se puede vivir es aquí y ahora y me comprometí a dejar de vagar sin sentido por el pasado que duele y futuro al que temo. Cuando me decidí a descubrirme y a comprometerme con mi felicidad emergió una especie de serenidad con respecto a la muerte. De hecho, la misma búsqueda ya le otorgó un significado más profundo a mi vida.

Descubrí que mi obsesión, mi miedo desmedido era un avisador de que no estaba aprovechando la vida, dándole sentido.

Y no estoy hablando de grandes cosas, sino de vivir el presente en el sentido más literal. Cuando empiezas a hacerlo te das cuenta de lo mucho que en realidad tienes, de la maravilla que te rodea pero que has ninguneado por vivir pendiente de eso que no se ajusta a tu expectativa o de un ideal que, como tal, nunca llegará y te está robando la vida. Eso que, por otro lado, tanto temes perder.

E insisto, no se trata de dejarlo todo e irse a living la vida loca, sino de plantearse ciertas cosas, de comprometerse con la propia felicidad y de encontrar el coraje para ser quien uno es. Encontrar la coherencia entre lo que soy, lo que muestro, lo que hago y cómo lo hago. Pero el primer paso siempre es averiguar quién soy.

Cuando me decidí a ello algo en mi relación con la muerte cambió. La obsesión solo me estaba empujando a un cambio necesario, pero yo no la entendía. Creía que era mi mente torturándome, pero no… Era mi yo más esencial gritando para que empezara a darle sentido a mi tiempo de vida. Menos mal que aprendí a escucharla… GRACIAS.

He comprobado que si hago que cada día que vivo merezca la pena para mí, lo disfruto y le saco todo el jugo que puedo algo se calma en mi interior con respecto a la muerte. Es curioso…

¿El miedo a la muerte te obsesiona?

Si es tu caso, te planteo lo siguiente: ¿disfrutas de tu vida?

  • ¿La vida que tienes es la que realmente quieres, necesitas y tiene sentido para ti? (Si esta pregunta te incomoda, seguramente la respuesta sea “no”)

  • ¿Ves con claridad qué está en tu mano cambiar y qué no?

  • ¿Sientes el coraje para tomar las acciones que sean necesarias?

Si has contestado no a las tres preguntas, no desesperes, es lo más normal del mundo: todos hemos pasado por ahí. Mi recomendación es que busques ayuda e inviertas tiempo y esfuerzo en conocerte:  es en dentro de ti donde encontrarás el coraje. Hay muchas técnicas de auto conocimiento e introspección que pueden ayudarte. Mi favorita por propia experiencia es el Mindfulness.

Comprométete en serio y de una vez con tu felicidad: ¿qué está en tu mano hacer para dotar de mayor sentido a tu vida?

Te mando un fuerte abrazo,

Olaya

 

¿Quieres iniciarte en mindfulness? puedes apuntarte a un curso presencial que haya cerca de donde vives.  Y si no lo encuentras, o no encaja en tu horario, Menteencalma te ofrece tres buenas opciones.

  • Iniciación Reto21Días: un programa 100% práctico que te permitirá iniciarte en la atención plena de forma muy sencilla, amena y totalmente guiada, dedicando solo 10 minutos al día.
  • Aprendizaje  El programa Cinco Semanas de Mindfulness para Reducir la Ansiedad es una completa inmersión en la atención plena a través de audios, vídeos y prácticas variadas que te permitirá reducir los síntomas de forma notable, conocerte mejor y hacerte con herramientas efectivas para gestionar las emociones difíciles.
  • Entrenamiento Si ya has comprobado lo bien que te sienta la práctica, pero no consigues instaurar un hábito o  quieres ejercicios nuevos con las que profundizar, Mindful365 es el programa que necesitas.

O si lo prefieres también puedes optar por un acompañamiento personalizado. Contacta para más información

Publicado en: Ansiedad, Fobia Etiquetado como: ansiedad síntomas, atención plena, miedo a la muerte, miedo a morir, mindfulness, reducir la ansiedad, tanatofobia, tratamiento para la ansiedad, vivir sin ansiedad

La meditación es para valientes

por Olaya M. Acebal 6 comentarios

La meditación es para valientes

Meditar te parece raro, lo sé… quizás tan peculiar como ser vegetariano o vivir sin tele: una excentricidad como cualquier otra. Pero, al igual que hoy nos extraña lo que hace años era la norma, dentro de no mucho quizá sea nuestro pan de cada día lo que ahora consideramos extravagante. Así sucedió en su momento con el yoga o incluso con ir al gimnasio.

Meditar nos resulta raro porque -entre otras cosas- no sabemos qué es ni para qué sirve. Algunos lo relacionan con ciertas religiones, otros hemos tenido serios prejuicios sobre el tipo de personas que practican la meditación y la mayoría tiene ideas bastante equivocadas sobre en qué consiste la práctica en realidad.

Desmontando bulos

Son muchas las malas interpretaciones y los bulos que corren por ahí sobre la meditación. Desmontemos algunos...

Se dice que meditar es...

  • Dejar la mente en blanco. ¿A que tú también pensabas esto? 😉 Pero si pudiéramos dejar la mente en blanco a voluntad no habría ansiedades ni depresiones… Así que no, meditar no consiste en dejar la mente en blanco.
  • Una técnica de relajación. La relajación puede surgir a consecuencia de la meditación (aunque no siempre) o  podemos inducirla al principio de la práctica para abrir nuestra percepción aún más, pero meditar es mucho más que relajarse.
  • Pensar en positivo. En meditación no se pretende sustituir pensamientos negativos por otros positivos ni programar ningún tipo de idea. En relación a los pensamientos, el objetivo es que observes lo que piensas con algo de distancia.
  • Vacunarse contra las emociones o estar por encima de ellas. Todo lo contrario: se trata de ver qué estoy sintiendo y permitirme sentirlo con toda la intensidad.
  • Buscar un placentero estado de paz. Este estado surge algunas veces, pero no se puede forzar y es puñetero porque, si lo persigues, se esfuma. En todo caso, eso sería un subproducto de la meditación, pero en ningún caso el objetivo.
  • Practicar una nueva religión. No, ni si quiera es practicar una religión...
  • Darle vueltas a las cosas. Bueno, eso es meditar sobre algo, pero aquí nos referimos a la práctica contemplativa, que es otra cosa totalmente distinta.

En mi círculo más íntimo nadie medita, la verdad. Yo he sido <> o <> -depende de para quién, jeje-. Al principio mi familia y amigos se extrañaron e incluso generó cierto recelo porque algunas personas se sienten verdaderamente incómodas cuando otros pululan por territorios que rebasan el perímetro de lo que su mente considera lo normal (no exagero si digo que algunos hubiesen aceptado mejor que me hubiera dado por hacer puenting...). Más tarde todo se normaliza y se respeta e incluso llega a generar curiosidad.

Pero, ¿realmente da para tanto revuelo el sentarse unos minutos con los ojos cerrados a observar? Tan cierto es que lo desconocido asusta un poco -por sencillo e inofensivo que sea- como que esto no es para todo el mundo o que algunas personas no están a día de hoy en disposición de entender la utilidad de esta práctica (yo misma no lo estuve durante mucho tiempo). Muchos otros simplemente huyen -incluso de forma inconsciente- de la sola idea de quedarse a solas consigo mismos. Y es que meditar es para valientes 😉

En lo que a mí respecta, lo que la meditación me ha aportado y me aporta es tan real, tan válido y substancioso (no solo a nivel de gestión de la ansiedad sino en muchos otros sentidos) que mi relación con ella -conmigo- está muy por encima de la opinión que la práctica genere.

¿Qué es meditar para mí?

Hoy no quiero detenerme en la definición oficial (observar sin juicio lo que sucede aquí y ahora) ni hablarte de estudios científicos,  hoy quiero contarte lo que es meditar para mí.

Para mí meditar es...

  • Aprender a estar conmigo misma, que no es siempre fácil. “Pero si estoy conmigo desde que nací” -pensarás- Pues no… Si lo piensas con detenimiento, ¿cuánto tiempo has pasado contigo realmente, prestándote atención de verdad, sin distracciones -ni música, ni tele, ni whatsapp-, echando un ojo a qué tipo de pensamientos piensas o a cuál es esa emoción que lleva tiempo acompañándote...? Apuesto a que muy poco...
  • Perderme el miedo. ¿Que no te tienes miedo a ti, dices? Si te miras con ojos honestos, reconocerás que ante el mínimo sentimiento desagradable- (preocupación, tristeza, rabia, rencor, celos…) sales corriendo a consultar el Facebook, te pones la radio, abres la nevera, te vas de compras, o quedas para tomarte una caña… Eso se llama huir… no pasa nada, es humano, lo hacemos todos, pero solo se huye de aquello a lo que se le tiene miedo…
  • Aprender a quererme. Encontrar un tiempo y un espacio para escucharme me permite construir una relación de intimidad conmigo misma. En ese lugar puedo darme cuenta de lo que realmente necesito y dármelo. Por otro lado, el compromiso de asistir a esa cita diaria conmigo me inculca el auto respeto y, si yo me respeto, es más complicado que permita que los demás no lo hagan.
  • Recordarme mi coraje. Exponerme durante unos minutos a sentir de verdad la ira, el rencor, la tristeza o el vacío que haya dentro de mí en ese momento en lugar de ignorarlo, reprimirlo o evadirme requiere una considerable dosis de valentía, créeme. Además, me ayuda a comprobar una y otra vez que temo mucho más a lo que imagino que son las cosas que a las cosas en sí mismas.
  • Comprender y aceptar lo que no me gusta de mí para poder cambiarlo. Es imposible cambiar lo que no me perdono, lo que me echo en cara o lo que no comprendo porque cuando lo que me empuja al cambio es el rechazo, el cambio no dura, no es real.
  • Trabajar por mi serenidad en vez de simplemente desearla. Entrenando la atención a la respiración y con distintas técnicas enseño a mi cuerpo a calmarse a sí mismo, a generar la serenidad que necesita. Échale un vistazo a este artículo
  • Entrenarme en una disciplina amable. Para conseguir casi todo en esta vida hace falta un mínimo de disciplina y tesón. Yo siempre he pensado que soy poco disciplinada y, mira… qué más disciplina que sentarse todos los días unos minutos a observar (aunque a veces no apetezca).
  • Trabajar por neutralizar aquello de mí que causa dolor tanto a mí como a los demás: mis reacciones automáticas, mis emociones reprimidas..., etc. ¿Quiere esto decir que desde que medito ya no salto? No..., pero salto con menos frecuencia, a menor altura y las aguas vuelven antes a su cauce... Y ya no me torturo porque haya sucedido porque ahora comprendo que no pudo ser de otra manera y que lo único que está en mi mano es seguir trabajando para ampliar mi conciencia.
  • Comprenderme para comprenderte a ti mejor. Es muy difícil empatizar de corazón con el prójimo cuando uno no es capaz de comprenderse ni a sí mismo.
  • Rescatar mi creatividad. Yo pensaba que no era muy creativa, pero ufff ¡no es cierto! Meditando a veces accedo a ese espacio donde las  ideas existen libremente y yo puedo verlas bailar. Muchas buenas ideas me han surgido meditando.
  • Acceder a ese lugar esencial donde es posible sentir que, pase lo que pase, podré volver a estar estar bien porque algo dentro de mí es inalterable.
  • Recordar que el sufrimiento surge cuando me resisto a sentir el dolor y que el camino pasa por dejar de luchar contra él cuando aparece para que pueda marcharse cuando haya cumplido su función.
  • Acercarme a mi inconsciente, que guarda las claves de por qué soy como soy, por qué persigo lo que persigo y temo lo que temo.
  • Meditar es entrenarme es permanecer aquí y ahora, en el momento presente. Esa capacidad es la que me permite disfrutar verdaderamente de la vida.

El silencio guarda muchos misterios y grandes tesoros sobre cada uno de nosotros y sobre todo lo que Es. Meditando me siento a esperar que de vez en cuando se me desvele un trocito de alguno que me permita comprenderme mejor para ser más feliz, que es a lo que he venido aquí.

Un regalito

Quiero hacerte un regalo. Si te apetece empezar a meditar, aquí tienes una sencilla práctica guiada de atención a la respiración para que te inicies. Puedes descargarla y escucharla donde y cuando quieras. Recuerda que, como toda práctica, requiere continuidad para experimentar beneficios permanentes. Espero que te guste.

https://menteencalma.com/wp-content/uploads/2017/01/Anteción-a-la-respiración-con-intro.mp3

Y, si te gusta, y te apetece iniciarte en esto del mindfulness conmigo, échale un vistazo al RETO 21 DÍAS o contactarme para un acompañamiento personalizado.

Un abrazo,

Olaya

 

 

Publicado en: Autoconocimiento, meditación, Sin categoría Etiquetado como: ansiedad, atención plena, ejercicio de mindfulness, meditación, mente en blanco, mindfulness, vivir sin ansiedad, vivirsinansiedad

6 pasos de Mindfulness para recuperar la calma ante un ataque de ansiedad.

por Olaya M. Acebal 3 comentarios

En la mayor parte de los casos el ataque de ansiedad no es el problema: el problema es lo que se esconde detrás. Vivimos la ansiedad como un gran obstáculo en nuestras vidas:  sentimos que nos limita, dejamos de hacer cosas y, con la repetición, termina llevándonos al agotamiento y al desánimo, pero la ansiedad es solo un síntoma, en realidad, aunque no te lo parezca.

Digamos que la ansiedad es la punta del iceberg: tu cuerpo gritando para llamar tu atención sobre lo que permanece oculto. La ansiedad eres tú suplicándote luz y acción.

Pues sí, la ansiedad es como ese piloto del coche que se enciende para avisarte de que tienes que cambiar el aceite. Un piloto incómodo, pero solo un avisador, al fin y al cabo. La cuestión es que hay que cambiar el aceite.

Muy probablemente tu cuerpo lleve tiempo intentando reclamar tu atención sobre algún asunto importante y tú no lo hayas querido, podido o sabido escuchar. Como último recurso y ante su repetido fracaso, no le ha quedado otra que empezar a gritar. Su grito es lo que llamamos "ataque de ansiedad".

 ¿Qué es lo que no estoy escuchando?

Si realmente no lo sabes -muchas veces sí lo sabemos pero no queremos verlo-, esa es tu tarea: averiguarlo. Debes descubrir qué es eso que llevas tiempo ignorando, eso que no estás atendiendo. Pero tranquila, tranquilo, aunque tú eres quien debe recorrer el camino, no tienes que hacerlo tú sola, hay profesionales de la ayuda que pueden caminar a tu lado, acompañarte y orientarte.

Quizás no estés viviendo en coherencia con quien realmente eres; puede que tengas heridas antiguas pero profundas que necesiten ser sanadas o quizás haya aspectos de ti que te hayas visto obligada a silenciar y estén clamando por ser reconocidos e integrados… Una cosa está clara:

Aquello de lo que huimos nos persigue

Por tanto, actuar sobre la punta del iceberg -sobre la ansiedad- conseguirá aliviarte (¡que ya es mucho!), pero no conviene engañarse: tu cuerpo y tu alma necesitan que atiendas el problema de fondo y, si no lo haces, buscarán la forma de llamar de nuevo tu atención.

El auto descubrimiento es un proceso, un camino precioso de amor hacia uno mismo. Y quererse de verdad tiene que ver con tomar las riendas de la propia felicidad y para ello es imprescindible asumir el compromiso de conocerse y de vivir siendo fiel a uno mismo.

 ¿Qué hacemos mientras tanto con los ataques de ansiedad?

Actuar en el punto álgido del “ataque de ansiedad” resulta muy complicado, incluso imposible. En los momentos críticos mi capacidad de respuesta consciente se anula y me convierto en una muñeca de trapo vapuleada por la intensidad de mis sensaciones físicas y emocionales. Es en las primeras fases cuando puedo elegir cómo me relaciono con eso que se me está presentando.

Por eso es crucial desarrollar consciencia corporal: será nuestro cuerpo el que nos vaya avisando de cuando se acerca un episodio. Si tengo comunicación fluida con mi cuerpo podré percibir los estadios tempranos, esos en los que todavía soy dueña de mí misma. Como bien sabes, una vez la cosa se desmadra hay ya poco que hacer…

Mi lucha causa mi sufrimiento

Esto es lo que he descubierto a raíz mi auto observación personal: el ataque de ansiedad en sí no es para tanto, soy yo quien lo convierte en un infierno cuando me enfrento a él, cuando me resisto a esas sensaciones y empiezo a hacer de todo para no sentirlas, para que se vayan.

Quiero compartir contigo el único recurso infalible: la rendición al momento presente, a lo que ya es. Cuando el ataque de ansiedad llega, ya está aquí, realmente hay poco que puedas hacer más que reconocerlo, aceptarlo y “darle tu permiso” para que se desarrolle y pase.

Escribo esto sabiendo que quizás te parezca una locura e incluso te genere enfado o rechazo profundo, pero desde mi propia experiencia -confirmada por los conocimientos adquiridos posteriormente- te garantizo que cuanto más intentas evitar sentir esas sensaciones, más poder les das y más insoportables se vuelven.

En resumen: nosotros mismos nos causamos la mayor parte del sufrimiento resistiéndonos a lo inevitable.

 

6 pasos para recuperar la calma ante un ataque de ansiedad

Personalmente, lo que mejor me ha funcionado en mi camino de superación de la ansiedad desmedida es un entrenamiento profundo y comprometido en meditación y  Mindfulness combinado con un proceso de auto descubrimiento acompañado. El Mindfulness te aporta valiosas herramientas para el día a día y, junto con la meditación, trae de vuelta a tu vida la serenidad y la claridad mental, lo que te permite dejar de ver monstruos donde no los hay. El auto conocimiento a través de cualquiera de las fórmulas disponibles, por su parte, te permite descubrir lo que puede estar ocultándose bajo tu ansiedad para sanarlo e integrarlo.

Pero, mientras te descubres, el camino más corto y menos doloroso ante un ataque de ansiedad es entregarse al momento presente tal cual es. Es dejar de luchar  en una batalla que no puedes ganar porque es contra ti misma. Estás luchando contra tu propio instinto de supervivencia, que es muy poderoso (y gracias a que lo es estamos hoy aquí).

En este artículo quiero compartir contigo mi receta personal para enfrentarme a un ataque de ansiedad. Está basada en técnicas Mindfulness de gestión emocional y personalizada con mi propia experiencia. Pero te adelanto la clave: dejar de luchar.

-¿Cómo? ¿Dejar de luchar? ¿rendirme? Pero entonces ¡me habrá ganado la batalla!

-¿Qué batalla?

Quizás todavía no te has dado cuenta, pero la guerra solo está en tu cabeza: no hay enemigo. Y, sin embargo, la gran cantidad de energía que empleas en ella te consume, te agota y merma tu confianza porque tienes la sensación de perder siempre.

Maestro, ¿cuál es el secreto de tu serenidad?

Cooperar incondicionalmente con lo inevitable

Estos son mis 6 pasos:

  1. Percibe los signos que te anuncian la ansiedad Todos olemos que se acerca ese momento de una forma u otra. Puede ser que se te entrecorte la respiración o que el nudo en el estómago se retuerza aún más. Yo, por ejemplo, noto presión en la garganta, pinchazos en las sienes y aparece lo que yo llamo “visión en túnel”. Cuando te des cuenta del primer síntoma:
  2. Párate y observa ¿qué sientes físicamente y dónde lo sientes? Respira lenta y profundamente tres o cuatro veces. Tu objetivo es el siguiente: observar con atención minuciosa cada sensación física y localizarla en el cuerpo.
  3. Date cuenta de tu rechazo a esos síntomas. Percibe tu desagrado. Date cuenta de que tu cuerpo está en tensión, peleando físicamente contra esas sensaciones.
  4. Ríndete: es inevitable Deja de luchar con las sensaciones: tus esfuerzos son en vano. Ríndete a ellas. Puedes ayudarte poniendo tu mano derecha cerca del corazón y diciéndote interiormente “es mi cuerpo haciendo el que cree que es su trabajo, no pasa nada, es desagradable, pero no durará”.
  5. Coopera: dales tu permiso a esas sensaciones para estar. Dite interiormente “Adelante, haced vuestro trabajo. Os doy permiso”.
  6. Observa cómo evolucionan mientras respiras. Dedícate a observar las sensaciones con cariño mientras respiras conscientemente. Permanece ahí unos instantes con ellas y observa cómo evolucionan.

Por último no te olvides de felicitarte y de reconocerte el gran trabajo realizado. Siéntete orgullosa u orgulloso de ti independientemente del resultado: lo que has hecho no es nada fácil.

Como es natural, estos pasos resultan más accesibles y fluidos cuando ya tienes cierto entrenamiento en Mindfulness, pero no dejes de darle una oportunidad a la receta aunque no hayas empezado tu entrenamiento todavía. La próxima vez que te haga falta, pruébalo y si te apetece compartir tu experiencia, escríbeme y cuéntame qué tal te ha ido, me encantará saberlo.

Recuerda que solo haciendo cosas diferentes podremos obtener resultados distintos.

Un fuerte abrazo,

Olaya

 

Si quieres poner freno a tu ansiedad, te ofrezco tres buenas opciones que se adaptan a tu

  • Iniciación Reto21Días: un programa 100% práctico que te permitirá iniciarte en la atención plena de forma muy sencilla, amena y totalmente guiada, dedicando solo 10 minutos al día.
  • Aprendizaje  El programa Cinco Semanas de Mindfulness para Reducir la Ansiedad es una completa inmersión en la atención plena a través de audios, vídeos y prácticas variadas que te permitirá reducir los síntomas de forma notable, conocerte mejor y hacerte con herramientas efectivas para gestionar las emociones difíciles.
  • Entrenamiento Si ya has comprobado lo bien que te sienta la práctica, pero no consigues instaurar un hábito o  quieres ejercicios nuevos con las que profundizar, Mindful365 es el programa que necesitas.

O si lo prefieres también puedes optar por un acompañamiento personalizado. Contacta para más información

Si te ha gustado el artículo, por favor ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias.

 

 

Publicado en: ataque de ansiedad, Sin categoría Etiquetado como: ansiedad, ansiedad síntomas, ataque de ansiedad, calmar la ansiedad, eliminar la ansiedad, mindfulness, vivir sin ansiedad

Barra lateral principal

Soy Olaya

Consultora Experta en Mindfulness y Compasión y me
dedico a ayudar a mujeres que se sienten limitadas por la ansiedad y el malestar emocional a reducirla de forma efectiva y natural a través del entrenamiento mental y el autoconocimiento. ¡Bienvenida! Leer Más…

Buscar en esta web

  • Privacidad y Cookies
  • Aviso Legal
  • Condiciones
logo
This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish.Accept Read More
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR