Este artículo está escrito por una autora invitada. Te la presento: Lourdes Perez de SlowLou, Activadora de conciencias, mentora y guía en el camino hacia la liberación mental.
Tras más de una década volcada en comprender y experimentar lo que llama el funcionamiento secreto de la mente, Lou utiliza la meditación profunda y la psicología budista como herramientas para entender qué significa de verdad ser feliz y cómo liberarnos de la insatisfacción que nos mueve a correr como pollos sin cabeza.
Te dejo con ella...
Muchos alumnos me preguntan cómo pueden mantener la calma y la ecuanimidad en la carrera diaria de trabajo, familia, obligaciones sociales, planes, objetivos, etc.
Es común en el mundo occidental usar la meditación o el mindfulness como un paracetamol: una cura momentánea y externa a un problema recurrente e interno.
Vivimos en una sociedad y en un momento en el que se glorifica el hacer y el conseguir. Medimos el éxito de una persona por sus logros profesionales, económicos y sociales. No llegamos ni a cuestionarnos lo que ocurre en las capas menos superficiales, las capas emocionales y mentales de las personas que consideramos de éxito. De este modo creamos un halo de atracción hacia la forma, hacia las apariencias y dejamos de lado lo que supone a niveles más profundos estar a la altura del estándar que nosotros mismos hemos dibujado en nuestra imaginación.
Las expectativas que ponemos sobre nosotros mismos y sobre los demás no son más que ideas que aparecen en nuestra mente basadas en comparaciones, miedos, juicios y necesidades de más y mejor. Basamos nuestro éxito personal en el supuesto éxito que imaginamos en otros: o estamos por encima, o por debajo o más o menos al mismo nivel.
Mientras mantenemos la atención en lo que ocurre fuera y alimentamos nuestros objetivos, nuestras motivaciones y nuestros pensamientos con carencias, necesidades, expectativas y prisas relegamos a un segundo plano la fuente y causa real que provoca ese malestar que nos lleva a correr como pollos sin cabeza.
No está mal tener objetivos en la vida, ya sean personales o profesionales. De hecho, en un trabajo de desarrollo personal es muy positivo pensar que podemos mejorar, que hay camino por recorrer. La dificultar de desarrollo aparece cuando ponemos el foco en el lugar equivocado.
La vida ocurre a nuestro alrededor todo el tiempo, en nuestro cuerpo todo el tiempo. Pero la manera de entenderla, lo que creemos que es verdad, bueno y necesario, así como lo que creemos es mentira, malo y a evitar, sólo existe en nuestra mente. Nuestra mente interpreta lo que ocurre a nuestro alrededor todo el tiempo. Esto no sería un obstáculo si viésemos las cosas con una mente clara, pero nuestra mente está en constante caos, ruido y engaño: fuera o, como mucho, en las capas superficiales de nuestro malestar.
Vivimos creyendo que sabemos lo que no sabemos, usamos nuestro caos mental como referencia y, claro, luego las cosas no cuadran y ni si quiera nos planteamos que hay un error de base.
Juzgamos las circunstancias que nos rodean basándonos en creencias, experiencias interpretadas y reinterpretadas y, aún cuando nos falta información para saber realmente lo que está pasando ahí fuera (sus causas, sus condiciones cooperantes, lo que eso puede significar para otros) creemos ciegamente que sí sabemos, que lo que vemos o experimentamos es lo que nuestra mente nos dice que es y reforzamos a cada paso la ilusión de que actuamos basados en hechos y no basados en ideas, prejuicios, miedos, preconcepciones y expectativas.
¿Realmente somos capaces de saber por qué alguien hace o dice algo?
¿Realmente podemos tener la certeza de que entendemos las situaciones a nuestro alrededor al cien por cien? ¿Estamos seguros de las consecuencias de largo alcance de las decisiones que tomamos cada día? Siempre nos falta información y siempre estamos asumiendo, esperando, interpretando... es a causa de perpetuar constantemente este engaño que seguimos creyendo que nuestra mente es la que nos informa de la verdad, en lugar de darnos cuenta de que nuestra mente simplemente interpreta la verdad de modo que cuadre con nuestra manera de entender el mundo que nos rodea.
Hay que ver el engaño
No importa cuantos minutos al día dediquemos a la meditación, al mindfulness o cualquier otra técnica para reconectar con el centro. Si no somos capaces de ver que fuera de la práctica volvemos a entrar en el engaño, esos diez o quince minutos de cerrar los ojos y respirar sólo nos sirven para coger impulso y seguir en el mismo loop de engaño, sufrimiento, extenuación, descanso, calma y de nuevo engaño, sufrimiento, extenuación... ¿lo ves?
Hace más de diez años el budismo llamó a mi puerta. El nivel de claridad y de responsabilidad que se plantaron delante mío fue abrumador... fue una llamada de atención muy potente, un trabajo muy intenso pero un mapa de ruta muy claro con unas explicaciones muy lógicas. Lo que me atrapó fue la constante necesidad de observación y práctica. En budismo no sirve de nada leer y estudiar, entender intelectualmente o creerse las cosas, hay que verlo por uno mismo. Es por eso que este camino tiene tantas instrucciones, antídotos para cada obstáculo y un detallado trabajo psicológico que te aparta de la fantasía, de la imaginería y de los artificios de cualquier otra religión.
Es lógico que no le cuadre a todo el mundo y mucho menos en la sociedad del ”fácil, rápido y a mi manera”, pero hay conceptos básicos que si fueran observados y comprendidos le darían un vuelco importante a muchas personas.
El paradigma me boicotea
Si realmente queremos ver dónde está la causa de esa carrera, de esa insatisfacción, de esa necesidad de más, mejor, diferente que nunca termina... si yo quiero parar y descansar de verdad mi mente, encontrar la motivación que se autoalimenta con amor y paz necesito entender que el paradigma desde el que me estoy moviendo es el que me está boicoteando.
Desde hace ya un año acompaño a mis alumnos en este camino de comprensión y auto-exploración, con los textos de la web, los artículos de estudio privados, el grupo de facebook y los vídeos intento transmitir estas comprensiones sin necesidad de entrar en rituales ni prácticas cien por cien budistas. Al final es psicología aplicada, no hay esoterismo ni teatro, no es necesario incienso, velas ni figuras del Buddha, es algo que podemos ver y practicar todos.
Para comprender todos estos conceptos: la mente condicionada, el sufrimiento inherente que parece que nunca desaparece del todo, las emociones negativas, la interpretación subjetiva de la realidad... así como la ecuanimidad, la compasión, la visión clara y la liberación del sufrimiento, creé el curso online en audio ”Retorno a la Presencia” [ya no disponible].
La ciencia y la psicología ya han demostrado lo que hace tiempo filosofías y religiones antiguas venían apuntando. Por fin hoy podemos hacer el trabajo de re-conexión, de comprensión y de desarrollo de la claridad mental sin tener que claudicar a dogmas de fe: simplemente hace falta observar y dejar que sea nuestra propia experiencia la que nos dé las respuestas.
Retorno a la presencia es un curso en audio con el que serás capaz de comprender dónde están los errores de percepción en tu experiencia vital, dónde se esconde la felicidad duradera y cómo ir quitando poco a poco las capas que han cubierto hasta hoy tu naturaleza esencial, tu naturaleza en equilibrio.
Ojalá que seamos cada vez más personas las que nos damos cuenta de que es necesario tomar conciencia del caos herrático en el que nos hemos inducido, no solo para nuestro equilibrio emocional sino también para construir sociedades más amorosas y pacíficas.
Muchas gracias Olaya por dejarme un rinconcito de tu web para llevar este mensaje a tus lectores.
Espero que te haya gustado este artículo de Lourdes. Si quieres iniciarte en mindfulness, Menteencalma te ofrece tres buenas opciones.
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