Has oído hablar del Mindfulness en multitud de ocasiones, sabes que practicarlo conlleva mayor bienestar y calma, pero tu mente necesita pruebas, datos, una explicación convincente. Aquí tienes 10 argumentos científicos para empezar a practicar la atención plena. Si alguna vez se te ha pasado por la cabeza que meditar es una pérdida de tiempo, cuando acabes de leer este artículo tu opinión habrá cambiado por completo.
El cerebro es maleable: puede cambiar
"Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro." Santiago Ramón y Cajal
Hace años se pensaba que el cerebro y sus conexiones neuronales se fijaban durante los primeros años de vida, permanecían inalterables durante la edad adulta y solo cambiaban para entrar en declive una vez ancianos o a resultas de algún daño.
Hoy en día se sabe que el cerebro tiene la capacidad de formar nuevas conexiones y generar neuronas nuevas a lo largo de toda la vida. Esta facultad es conocida como neuroplasticidad y supone que nuestro cerebro puede seguir evolucionando hasta el fin de nuestros días si lo entrenamos y lo estimulamos.
De esto se deduce que, efectivamente, tenemos al alcance la posibilidad de esculpir nuestro cerebro para que desarrolle nuevas funciones y conexiones que nos conduzcan a habilidades y aprendizajes inéditos y quién sabe a qué más.
La meditación cambia el cerebro
La meditación es una forma de entrenamiento mental cuyos beneficios y efectos están siendo investigadas por científicos de todo el mundo. Son ya innumerables los estudios que hablan de sus beneficios a distintos niveles.
Los estudios convergen en una misma idea: meditar modifica la estructura física del cerebro, optimiza su funcionamiento y retrasa el deterioro.
El resultado que arrojan estos estudios es lo que necesitan los escépticos. Y si tú eres uno de ellos, estás de suerte: ya no tienes que fiarte del testimonio de los que meditamos cuando te decimos que nos sentimos mucho mejor, que llevamos una vida más serena, que nos tomamos las cosas de otra manera, confiamos más en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. No, ya no tienes que “creerte” nada.
Ahora cuentas con argumentos científicos que explican por sí solos por qué cada vez son más los neurólogos, psiquiatras, psicólogos y médicos de medicina general que practican y recetan Mindfulness a sus pacientes con ansiedad y estrés.
A continuación encontrarás 10 afirmaciones realizadas por científicos y respaldadas por estudios e investigaciones llevados a en las principales universidades y centros de investigación del mundo.
Diez argumentos científicos para practicar Mindfulness
1. La meditación reduce el estrés y la ansiedad.
Las personas con ansiedad, depresión o estrés presentan mucha activación de la zona prefrontal derecha del córtex. Sin embargo, las personas contentas y habitualmente relajadas (que las hay) presentan mayor actividad en el lado izquierdo.
Los estudios llevados a cabo por numerosos organismos, desde la Asociación Americana de Psiquiatría o el National Centre for Biotechnology, han demostrado que tras meditar durante ocho semanas se produce un aumento en la activación de la zona izquierda del córtex en individuos que, antes de iniciar la práctica, tenían más activada la zona derecha. También han detectado una reducción de la materia gris en aquellas zonas relacionadas con el estrés y la ansiedad.
Por otro lado, un estudio realizado en el hospital John Hopkings con 3515 participantes concluyó que el efecto de la práctica de Mindfulness sobre el estrés y la ansiedad era comparable al efecto de los antidepresivos.
2. El Mindfulness aumenta la sensación general del bienestar
Los meditadores experimentados son menos propensos a enfadarse, sorprenderse, frustrarse o a sentirse impactados por los acontecimientos que otras personas.
Paul Ekman, Centro Médico de la Universidad de California
La amígdala es una parte del cerebro que juega un papel clave en el procesamiento y grabación de las emociones, especialmente del miedo. La amígdala está directamente involucrada en las reacciones ansiosas de lucha o huye. Varios científicos han encontrado indicios de que la meditación influye en la amígdala reduciendo su tamaño y actividad.
Estos datos nos ayudan a comprender por qué al introducir la meditación y la atención plena en nuestra vida comenzamos a experimentar serenidad y calma.
3.Meditar aumenta la concentración, la atención y la capacidad para trabajar bajo presión.
Los meditadores muestran un mayor grosor en zonas del cerebro relacionadas con la atención, la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la resolución de problemas. Este aumento del grosor es proporcional al tiempo invertido en la práctica, pero parece ser que, tras solo 4 días de meditación, ya es posible observar una mejora en alguna de estas funciones.
La memoria de trabajo es una de ellas y tiene que ver con nuestra capacidad de satisfacer demandas y regular las emociones. En un situación de estrés esta capacidad se reduce de forma notable por lo que recurrir a prácticas de mindfulness puede ser de mucha utilidad para recuperar claridad mental.
Al meditar entrenamos la atención en un objeto concreto (la respiración, las sensaciones físicas, las emociones u otro). Trasladada a la vida real, esta capacidad nos permite realizar de forma más efectiva las tareas del día a día. Este es el motivo por el que son ya numerosas las empresas que ofrecen entrenamientos en Mindfulness a sus empleados. Su práctica aumenta la concentración y la capacidad de mantener el foco, mejora la claridad mental en la toma de decisiones y aumenta la creatividad en la resolución de problemas.
Y lo mejor es que, si la meditación se convierte en un hábito, los cambios en el cerebro se vuelven definitivos.
4. Incrementa la velocidad a la que nuestro cerebro procesa la información
Eileen Luders, profesora del laboratorio de neuroimagen de la Universidad de California ha comprobado que los cerebros de meditadores experimentados muestran un mayor número de circunvoluciones en el coórtex que los cerebros de no meditadores. Las circunvoluciones son esos pliegues del cerebro que le dan su apariencia característica. Pues bien, los neurólogos han determinado que el número de pliegues tiene relación directa con la velocidad a la que el cerebro procesa la información.
5. La meditación puede mejorar el sistema inmunológico
La mayoría de las enfermedades entran cuando usted no está presente en su cuerpo. Si el amo no está en la casa, todo tipo de personajes sombríos se alojarán en ella. Eckhart Tolle
Otras de los importantes beneficios de la meditación es el fortalecimiento de nuestro sistema de protección. A esa conclusión llegaron los doctores Richard Davidson y Jon Kabat-Zinn tras una investigación en la que se inoculó una vacuna a dos grupos de personas: unos eran meditadores y otros no. Varias semanas después, las mediciones demostraron que los meditadores mostraban niveles de anticuerpos significativamente mayores.
Por otra parte, un estudio de Harvard Medical School demostró que, tras la práctica de yoga y meditación, mejoraba la producción de energía en la mitocondria, su consumo y resiliencia. Esta mejora supone un incremento de la inmunidad del sistema inmunológico y de la resistencia al estrés.
6. Aumenta tu estabilidad emocional.
La meditación aumenta el volumen de las áreas cerebrales relacionadas con las emociones (el hipocampo, la corteza órbito-frontal, el tálamo y el giro temporal inferior). Las personas que meditan de forma regular tienen mayor habilidad para cultivar emociones positivas.
El hecho de ser capaz de mantener cierta estabilidad emocional nos permite afrontar con mayor fortaleza los imprevistos de la vida, ejecutar con mayor efectividad nuestras tareas y relacionarnos de forma más sana y eficaz con quienes nos rodean, lo que termina redundando en una mayor sensación de bienestar.
7. Meditar te ayuda a ser más creativo
Como hemos afirmado en otras ocasiones, todos somos seres creativos, pero muchas veces la mente de mono o cháchara mental, nuestros miedos y la inestabilidad de nuestras emociones suponen una barrera para acceder a nuestra creatividad innata.
Pues bien, se sabe que la práctica del mindfulness reduce la rigidez mental y aumenta la creatividad reduciendo la tendencia a recurrir a patrones de pensamiento habituales y promoviendo el pensamiento divergente. ¿Qué es el pensamiento divergente? Pues pensar relacionando distintos elementos para generar nuevas ideas.
En 2012 científicos de la Universidad de Groningen en Dakota del Norte descubrieron que tas 10 minutos de meditación mejoraba la capacidad de resolver problemas de forma creativa.
8. Ralentiza el envejecimiento del celular
El envejecimiento de nuestras células se debe en parte a la reducción de los telómeros, una secuencia al final de los cromosomas que se hacen más cortas cada vez que una célula se divide. Cuando los telómeros alcanzan un nivel determinado, la célula ya no puede dividirse más y termina muriendo.
Existe una enzima, la telomerasa, que es capaz de reconstruir y alargar los telómeros.
Pues bien, en un estudio se ha demostrado que los cambios psicológicos resultado de la práctica del mindfulness aumentan la actividad de la telomerasa. No es que la meditación esté directamente relacionada con el aumento de su actividad, sino que el incremento del bienestar psicológico y la reducción del estrés obtenidos con la meditación pueden conllevar un aumento de la actividad de esta enzima.
9. Mejora la tolerancia al dolor
Una de las áreas donde más se está investigando es en la relación entre meditacion minfulness y la disminución de la percepción del dolor. Varios estudios han demostrado que la meditación disminuye la percepción del dolor en pacientes que sufren fibromialgia o dolor crónico.
Esto permite disminuir el consumo de fármacos (con las consiguientes ventajas físicas) y mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor.
10. Ayuda a retrasar el deterioro cognitivo propio de la edad
A medida que nos hacemos mayores, se produce un declive en la materia blanca del cerebro. Asimismo, el cortex prefrontal se encoje con la edad, es por eso que a las personas mayores les cuesta más recordar cosas, entender o razonar.
Según el estudio llevado a cabo por la Dra. Sara Lazar, de la Universidad de Harvard, meditadores constantes de 50 años mostraban un grosor de corteza cerebral similar a individuos de 20 años. Tras sus investigaciones la Dra Lazar concluye que:
- Los cerebros de los meditadores se encojen menos con la edad.
- Las conexiones neuronales se mantienen más fuertes durante más tiempo como resultado de la meditación continuada en el tiempo.
Si te interesa saber más sobre este asunto puedes ver la charla de Sara Lazar La meditación cambia la forma de nuestro cerebro (en inglés) o leer un resumen de sus investigaciones en este artículo de ABC (en español).
Son muchos más que diez los motivos para iniciarte en el mindfulness, pero el principal será -sin duda- tu necesidad de cambio, de tomarse la vida de otra manera y de dejar de sufrir gratuitamente por la ansiedad o el estrés.
Los avances técnicos permiten hoy explicar lo que miles de personas saben y experimentan desde hace siglos: que la meditación y la atención plena ayudan a vivir de forma más positiva, sin tanto miedo, aceptando las circunstancias que nos tocan vivir, aportando soluciones creativas en los conflictos y con mayor conexión con uno mismo y con su entorno.
Solo unos minutos de práctica diarios ya suponen una gran diferencia. No lo dudes, abre la puerta a la serenidad y comienza a esculpir tu propio cerebro. Los beneficios no tardarán en llegar.
Un abrazo,
Olaya
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