En la mayor parte de los casos el ataque de ansiedad no es el problema: el problema es lo que se esconde detrás. Vivimos la ansiedad como un gran obstáculo en nuestras vidas: sentimos que nos limita, dejamos de hacer cosas y, con la repetición, termina llevándonos al agotamiento y al desánimo, pero la ansiedad es solo un síntoma, en realidad, aunque no te lo parezca.
Digamos que la ansiedad es la punta del iceberg: tu cuerpo gritando para llamar tu atención sobre lo que permanece oculto. La ansiedad eres tú suplicándote luz y acción.
Pues sí, la ansiedad es como ese piloto del coche que se enciende para avisarte de que tienes que cambiar el aceite. Un piloto incómodo, pero solo un avisador, al fin y al cabo. La cuestión es que hay que cambiar el aceite.
Muy probablemente tu cuerpo lleve tiempo intentando reclamar tu atención sobre algún asunto importante y tú no lo hayas querido, podido o sabido escuchar. Como último recurso y ante su repetido fracaso, no le ha quedado otra que empezar a gritar. Su grito es lo que llamamos "ataque de ansiedad".
¿Qué es lo que no estoy escuchando?
Si realmente no lo sabes -muchas veces sí lo sabemos pero no queremos verlo-, esa es tu tarea: averiguarlo. Debes descubrir qué es eso que llevas tiempo ignorando, eso que no estás atendiendo. Pero tranquila, tranquilo, aunque tú eres quien debe recorrer el camino, no tienes que hacerlo tú sola, hay profesionales de la ayuda que pueden caminar a tu lado, acompañarte y orientarte.
Quizás no estés viviendo en coherencia con quien realmente eres; puede que tengas heridas antiguas pero profundas que necesiten ser sanadas o quizás haya aspectos de ti que te hayas visto obligada a silenciar y estén clamando por ser reconocidos e integrados… Una cosa está clara:
Aquello de lo que huimos nos persigue
Por tanto, actuar sobre la punta del iceberg -sobre la ansiedad- conseguirá aliviarte (¡que ya es mucho!), pero no conviene engañarse: tu cuerpo y tu alma necesitan que atiendas el problema de fondo y, si no lo haces, buscarán la forma de llamar de nuevo tu atención.
El auto descubrimiento es un proceso, un camino precioso de amor hacia uno mismo. Y quererse de verdad tiene que ver con tomar las riendas de la propia felicidad y para ello es imprescindible asumir el compromiso de conocerse y de vivir siendo fiel a uno mismo.
¿Qué hacemos mientras tanto con los ataques de ansiedad?
Actuar en el punto álgido del “ataque de ansiedad” resulta muy complicado, incluso imposible. En los momentos críticos mi capacidad de respuesta consciente se anula y me convierto en una muñeca de trapo vapuleada por la intensidad de mis sensaciones físicas y emocionales. Es en las primeras fases cuando puedo elegir cómo me relaciono con eso que se me está presentando.
Por eso es crucial desarrollar consciencia corporal: será nuestro cuerpo el que nos vaya avisando de cuando se acerca un episodio. Si tengo comunicación fluida con mi cuerpo podré percibir los estadios tempranos, esos en los que todavía soy dueña de mí misma. Como bien sabes, una vez la cosa se desmadra hay ya poco que hacer…
Mi lucha causa mi sufrimiento
Esto es lo que he descubierto a raíz mi auto observación personal: el ataque de ansiedad en sí no es para tanto, soy yo quien lo convierte en un infierno cuando me enfrento a él, cuando me resisto a esas sensaciones y empiezo a hacer de todo para no sentirlas, para que se vayan.
Quiero compartir contigo el único recurso infalible: la rendición al momento presente, a lo que ya es. Cuando el ataque de ansiedad llega, ya está aquí, realmente hay poco que puedas hacer más que reconocerlo, aceptarlo y “darle tu permiso” para que se desarrolle y pase.
Escribo esto sabiendo que quizás te parezca una locura e incluso te genere enfado o rechazo profundo, pero desde mi propia experiencia -confirmada por los conocimientos adquiridos posteriormente- te garantizo que cuanto más intentas evitar sentir esas sensaciones, más poder les das y más insoportables se vuelven.
En resumen: nosotros mismos nos causamos la mayor parte del sufrimiento resistiéndonos a lo inevitable.
6 pasos para recuperar la calma ante un ataque de ansiedad
Personalmente, lo que mejor me ha funcionado en mi camino de superación de la ansiedad desmedida es un entrenamiento profundo y comprometido en meditación y Mindfulness combinado con un proceso de auto descubrimiento acompañado. El Mindfulness te aporta valiosas herramientas para el día a día y, junto con la meditación, trae de vuelta a tu vida la serenidad y la claridad mental, lo que te permite dejar de ver monstruos donde no los hay. El auto conocimiento a través de cualquiera de las fórmulas disponibles, por su parte, te permite descubrir lo que puede estar ocultándose bajo tu ansiedad para sanarlo e integrarlo.
Pero, mientras te descubres, el camino más corto y menos doloroso ante un ataque de ansiedad es entregarse al momento presente tal cual es. Es dejar de luchar en una batalla que no puedes ganar porque es contra ti misma. Estás luchando contra tu propio instinto de supervivencia, que es muy poderoso (y gracias a que lo es estamos hoy aquí).
En este artículo quiero compartir contigo mi receta personal para enfrentarme a un ataque de ansiedad. Está basada en técnicas Mindfulness de gestión emocional y personalizada con mi propia experiencia. Pero te adelanto la clave: dejar de luchar.
-¿Cómo? ¿Dejar de luchar? ¿rendirme? Pero entonces ¡me habrá ganado la batalla!
-¿Qué batalla?
Quizás todavía no te has dado cuenta, pero la guerra solo está en tu cabeza: no hay enemigo. Y, sin embargo, la gran cantidad de energía que empleas en ella te consume, te agota y merma tu confianza porque tienes la sensación de perder siempre.
Maestro, ¿cuál es el secreto de tu serenidad?
Cooperar incondicionalmente con lo inevitable
Estos son mis 6 pasos:
- Percibe los signos que te anuncian la ansiedad Todos olemos que se acerca ese momento de una forma u otra. Puede ser que se te entrecorte la respiración o que el nudo en el estómago se retuerza aún más. Yo, por ejemplo, noto presión en la garganta, pinchazos en las sienes y aparece lo que yo llamo “visión en túnel”. Cuando te des cuenta del primer síntoma:
- Párate y observa ¿qué sientes físicamente y dónde lo sientes? Respira lenta y profundamente tres o cuatro veces. Tu objetivo es el siguiente: observar con atención minuciosa cada sensación física y localizarla en el cuerpo.
- Date cuenta de tu rechazo a esos síntomas. Percibe tu desagrado. Date cuenta de que tu cuerpo está en tensión, peleando físicamente contra esas sensaciones.
- Ríndete: es inevitable Deja de luchar con las sensaciones: tus esfuerzos son en vano. Ríndete a ellas. Puedes ayudarte poniendo tu mano derecha cerca del corazón y diciéndote interiormente “es mi cuerpo haciendo el que cree que es su trabajo, no pasa nada, es desagradable, pero no durará”.
- Coopera: dales tu permiso a esas sensaciones para estar. Dite interiormente “Adelante, haced vuestro trabajo. Os doy permiso”.
- Observa cómo evolucionan mientras respiras. Dedícate a observar las sensaciones con cariño mientras respiras conscientemente. Permanece ahí unos instantes con ellas y observa cómo evolucionan.
Por último no te olvides de felicitarte y de reconocerte el gran trabajo realizado. Siéntete orgullosa u orgulloso de ti independientemente del resultado: lo que has hecho no es nada fácil.
Como es natural, estos pasos resultan más accesibles y fluidos cuando ya tienes cierto entrenamiento en Mindfulness, pero no dejes de darle una oportunidad a la receta aunque no hayas empezado tu entrenamiento todavía. La próxima vez que te haga falta, pruébalo y si te apetece compartir tu experiencia, escríbeme y cuéntame qué tal te ha ido, me encantará saberlo.
Recuerda que solo haciendo cosas diferentes podremos obtener resultados distintos.
Un fuerte abrazo,
Olaya
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Silvia Cuevas Muñoz dice
Buenos días, Olaya.
En mi caso, como también practico el mindfullness, soy capaz de detectar los primeros síntomas físicos y emocionales de la crisis de ansiedad, e incluso la asumo y me dejo llevar, pero con miedo.
Y lo paradójico es que, cuando acabo todas mis faenas del día y me tumbo en el sofá a descansar, es entonces cuando me noto como una descarga total de mi sistema nervioso, como si estuviera flotando permanentemente en el sofá, y esa sensación me provoca miedo, porque creo que me va a pasar algo, y no me permite relajarme como me gustaría.
Me voy a la cama y cojo el sueño rápidamente, y duermo bien, pero me suelo despertar sobresaltada, y luego ya me resulta difícil dormirme.
Saludos y gracias por tu artículo.
Olaya M. Acebal dice
Hola Silvia,
Muchas gracias a ti por dejar tu comentario. Es normal sentir miedo ante lo desconocido y algunos síntomas de la ansiedad nos resultan bastante raros, pero quizás sería buena idea explorar cuál es tu relación con el miedo y aprender a sostenerlo, como emoción que es.
Un abrazo!
MER dice
Experimenté recientemente esto. Sufrí mucho. Me gustaría que alguien este ahí! .
Muy bueno tu artículo me sirvió para volver a la calma